sábado, 23 de junio de 2012

Algunos autores actuales

    He aquí una serie de autores actuales que me han gustado, con algún comentario de cada uno. Algunos datos o el título de alguna obra pueden ser no exactos, pues he escrito todo de memoria. Pero, en general, se parecerán bastante.
   Boris Akunin: escritor ruso actual, nacido en 1956. Sigue la tradición de la gran novela rusa. Muy bien escrito, trama policiaca pero con fondo humano o histórico. “El ángel caído”; “El gambito turco”; “Muerte en Leviatán”
   María Dueñas: escritora actual, profesora de filología en Murcia. “El tiempo entre costuras” es su primera novela. Ha tenido notable hecho. La verdad es que está muy bien escrita y la trama te engancha.
   Irene Nemirovski: judía noble rusa cuya familia se exilia, a causa de la revolución, a Francia. Llega por tanto a Francia de pequeña, por lo que se le puede considerar francesa. Sus relatos, de gran carga autobiográfica, reflejan la melancólica vida de esta gran mujer, que acabó su vida en Auschwitz. Libros recientemente traducidos al castellano y descubierta en nuestro país. “Suite francesa”, la más larga y la mejor, verdadero testimonio personal y diagnóstico de la sociedad francesa.
   Vassily Grossman: Gran escritor ruso de culto del XX. 1905 – 1964. Totalmente silenciado por el Comunismo, que intentó destruir sus manuscritos, pero milagrosamente se salvaron. Por fin, traducido al castellano. Cuenta los horrores de la revolución, de la guerra, y del estalinismo, al estilo ruso, con familia de largos nombres que se entrecruzan. Su novela emblema: “Vida y Destino“(contar la trayectoria y las vicisitudes del manuscrito daría, a su ves, para otra novela apasionante): verdadero testimonio, y novela río que enmarca varias generaciones durante el convulso XX de Rusia. Como un “Guerra y Paz” pero del siglo XX. Otra: “Todo fluye”, testimonio impresionante del horror estalinista.
   Wallace Stegner: escritor americano de origen escandinavo. 1909 – 1993. Fue un profesor de Stanford de literatura que se hizo famoso por su escuela de escritura. Es una persona de culto en Estados Unidos por que ha enseñado a escribir. Es un apasionado de la naturaleza, y del oeste americano, y sus novelas rebosan de esa pasión por el pueblo, el aire libre y el oeste. “El pájaro espectador” (1976); “Ángulo de reposo” (1971); “En un lugar seguro” (1987).
   Petros Markaris: escritor griego muy conocido. Últimamente, está hablando mucho de la situación de Grecia y concede entrevistas. Su temática es policiaca pero con fondo humano no exento de ironía y de análisis de la sociedad griega y turca. De hecho, siempre ha tenido mucha relación con Turquía. “Muerte en Estambul” es un relato interesante, a ratos divertido, y con una ironía fina y amable a la hora de hablar de la visión que los griegos tienen de los turcos.
   Reyes Calderón: novelista actual, profesora universitaria, y decana de la facultad de Económicas de la Universidad de navarra. Sus relatos policiacos serán del agrado del público afín. ¿La Mankell española? “El Crimen de los números primos”; “El informe Canaima”; “El último paciente del doctor Watson”.
  Julia Navarro: periodista actual que se ha lanzado a la novela, con un relato impresionante: “Dime quien soy”. Una voluminosa novela muy bien escrita, aunque quizá demasiado larga y con demasiados capítulos y situaciones. Pero no hay duda que es uno novelón para leer en verano, porque engancha.
   Paul Claudel: Autor actual francés La nieta del señor Minh. Qué relato más precioso. Genial. No muy largo. No me extraña que fuera el guionista de una película que me gustó mucho: (“dice que te quiero”)
   Cormac Mctarney: la carretera. No es país para viejos. Los dos adaptados al cine. Yo he leído la carretera (no he visto la película). Me impresionó. Durísimo relato apocalíptico, en donde lucen con luz propia los diálogos del hijo y el padre.
   Lorenzo Silva: novelista español actual suficientemente conocido. Me gusta más como autor de literatura para jóvenes, o sobre jóvenes, que sus relatos policíacos. Últimamente: “Los niños feroces”, parece que está muy bien. También está bien “El nombre de los nuestros”, sobre el desastre de Annual.
   Y, nada más, por ahora. ¡Que paséis buen verano, o sea, que disfrutéis leyendo!

martes, 12 de junio de 2012

ESTRAGOS, Javier Cebrián


   Cuidadosamente editado por “Frutos del Tiempo”, y abriendo la nueva colección “le chat”, nos presenta Javier Cebrián su nuevo poemario “estragos”, que se dio a conocer en una personalísima presentación de corte posmoderno en La Llotja de Elche.
 Todos, pienso, disfrutamos esa inusitada velada, pero no sólo por el espectáculo que se nos ofrecía. La sola audición o lectura de “estragos” deja su sello indeleble incluso en los pocos despistados que no se habían enterado de que la resurrección es posible. 
   Poco tengo que añadir al iluminador proemio con el que Julián Montesinos enmarca el libro. Lo suscribo enteramente. Aun así, permítanme que añada alguna reflexión de mi cosecha. Un poeta no es nadie sin la lucidez. Ha de contar la verdad de lo que tiene dentro, sea alentador o desventurado, superando una visión en demasía complaciente de sí mismo y de la realidad que lo rodea. Javier Cebrián siempre lo ha entendido así. Y sabe, además, que resulta complicado resucitar sin haberse, de algún modo, aniquilado primero. 
   Por ello, en “estragos” más que en ningún otro de sus libros, Javier se convierte en un confeso, y ahí, en mi opinión, es donde radica su grandeza y su subyugante atractivo. Con todo, a diferencia de sus anteriores poemas, el poeta descubre una fuerza iluminadora cargada de futuro. No se ceba en el presente como momento crucial de una vida sin dirección. Acepta el tiempo como elemento positivo y cierto, y eso le redime del puro anclaje existencial y le abre a algo muy parecido a la esperanza. No se esperaba menos de un poeta recién salido del sepulcro… 
   Por ello, nos muestra una poesía antirretórica, pero no por ello exenta de una emoción difícilmente contenida; una poesía experiencial y de línea clara, pero que mantiene una lograda tensión formal que no decae en ningún momento; una poesía desgarrada y, a la vez, confiada; una poesía despojada, pero, con todo, llena de expresiones abrumadoras; unos versos desentendidos de la métrica pero con una sopesada cadencia interior; un testimonio, a la vez, descreído y orante en un sincero intento de trascenderse; una palabra, en fin, radical y equilibrada al mismo tiempo. 
   Y todo con el mismo material, con su verso llano y directo, alejado tanto de experimentos crípticos como de retóricas triviales. Esto sólo lo consiguen los muy buenos poetas. Y Javier Cebrián lo es. 
   Esperemos que siga, ahora que tiene tan corta vida, produciendo más “estragos” que nos dejen tan hondas huellas.

domingo, 3 de junio de 2012

OLOR A YERBA SECA, Alejandro Llano

   He escuchado al profesor Llano en alguna conferencia o tertulia informal. Me pareció, entonces, un gran conversador, un contador de historias fabuloso, y, sobre todo, un filósofo profundo que te hacía llegar el mensaje con la suave ironía de su media sonrisa. Leyendo sus memorias me lo he pasado muy bien. Sobre todo, porque es un tipo que dice lo que tiene que decir sin ambages, y porque se ríe de sí mismo. 
   Con mucha sencillez, te cuenta las vicisitudes por las que ha pasado, hablando de los demás y de sí mismo con cierto desapego bienhumorado, como el que es consciente de que las miserias humanas están bastante repartidas, y que, aunque queremos hacer las cosas bien, no nos salen muchas veces como queremos. 
   Tomando pie de los diversos acontecimientos de su vida, desde la infancia hasta que fue nombrado rector de la Universidad de Navarra (pasando a ser objetivo de ETA), reflexiona sobre la política, la educación, la cultura la izquierda y la derecha, la filosofía, la Universidad, los nacionalismos, etc., huyendo de todo dogmatismo y con una agudeza muy atrayente. Se puede estar más o menos de acuerdo con él, pero no hay duda que te hace pensar. 
   Ya tengo a la espera “Segunda Navegación”, la continuación de sus memorias.

CIUDADES DE PASO, varios autores

   Presenta la colección Balbec (una alusión a ese paraíso perdido de Proust), una cuidada edición de pequeños relatos, firmados por un grupo de autores heterogéneos. Unos llevan tiempo debatiéndose con la pluma, otros son más nóveles. Los hay también que han sacado del cajón olvidado un relato que siempre hubieran querido publicar. 
   El resultado es una apetitosa ensalada de narraciones, donde el lector puede encontrar, como en un largo viaje, núcleos urbanos bien diferenciados (de ahí el título), cada uno con sus características peculiares. Es difícil comentar todos y cada uno de los nueve autores, sin que ninguno quede relegado. Lo único que puedo decir es que he pasado muy buenos momentos con su lectura. Los hay de corte irónico, de trasfondo existencial, de raíz melancólica. 
   En esta odisea literaria, podemos recalar en una sorpresa para niños, en un brote de surrealismo pos moderno o en un diálogo en las alturas supremas. Permítaseme que me refiera ahora a los autores que conozco personalmente. Juan Ángel, con su inconfundible estilo, y sus hilarantes diálogos llenos de fina ironía; Francisco, con su melancólica reflexión sobre el paso del tiempo, con su preferencial atención por los seres olvidados, y con su inconfundible amor por “la City” que le vio nacer; Jaume, enfrentándose a la ultratumba, en un interesante y agudo relato en dos tiempos, muy bien compuesto, desde perspectivas diferentes. 
   A los demás, no tengo el gusto de conocerlos salvo los saludos de rigor. Pero sí he tenido el gusto de haberlos leído, y de saber que, en nuestra ciudad, no escasean los buenos escritores: hay presente y futuro. 
     Felicidades a todos. Y… que siga la fiesta de la escritura.

sábado, 2 de junio de 2012

EN OTRA CASA, Antonio Moreno

    Una vez cerrada la última página de “En otra casa”, el nuevo libro, esta vez en prosa, del poeta alicantino Antonio Moreno, uno tiene la sensación de haberse paseado por la excelencia. Su sobrio, correcto y cuidadísimo estilo así lo atestigua. No sobra ni falta nada. Todo lo que se tiene que decir está dicho. El autor posee el don de transmutar una anécdota trivial en una honda y hermosa reflexión sobre nuestra condición de humanos. Lo consigue, además, de una forma natural: nada suena forzado ni pretencioso. 
    Moreno lo observa todo (una mariquita en la acera, un caracol pegado a la pared, unos niños bañándose en el río...), y todo lo interioriza, pasando a meditar bellamente sobre lo que a todos nos va la vida: el amor, el paso del tiempo, el cuidado de la naturaleza, el diálogo, la trascendencia. El poeta recibe lo que le viene. No busca otros mundos: exprime lo poco o mucho de nuestra pequeña vida, y bebe de su natural jugo. Resulta cuidadoso con el lenguaje y con la realidad que le rodea, respetando y no forzando lo que la naturaleza nos proporciona. 
   Pienso, sino me equivoco, que este ésta una cosmovisión recurrente en este librito, y en toda la obra de Antonio Moreno. Recuerdo ahora la conversación que tuve con Etsuro Sotoo, el escultor japonés que, trabajando en la Sagrada Familia de Barcelona, descubrió lo divino en la piedra no forzada, solo dispuesta, elevada hacia el cielo. 
   Si, además, como ocurre también con el artista japonés, encontramos un dominio de la técnica envidiable, disfrutamos de la lectura de un libro único, producto, en efecto, de una riquísima vida interior, pero también de un compromiso insobornable con la palabra escrita.