martes, 24 de diciembre de 2013

EL GUARDIAN INVISIBLE, Dolores Redondo

  Thriller muy bien contado, no carente de interés humano, ubicado en el valle del Baztán (Navarra), con evocaciones mágicas y telúricas, y con algún pasaje algo truculento. 
  Protagonista de la misma es la inspectora Amaia Salazar, natural de Elizondo, en el mismo valle, donde vuelve para investigar recientes crímenes en serie de adolescentes, y reencontrarse con su familia. 
  No pasa inadvertida la profusión de autoras que cuentan aventuras de intriga sobre protagonistas también femeninas. Rivera dela Cruz, Julia Navarro, María Dueñas, Natalia San Martín, Reyes Calderón. Parece un filón, como lo fue hace años el relato histórico. Y es de agradecer, ya que estos relatos no se circunscriben a lo policiaco, sino que tienen todos un trasfondo humano e incluso filosófico en algunos casos, muy claro en “El despertar de la Señorita Prim”, por ejemplo. 
  “El guardián invisible” no va en esa línea, digamos, metafísica. Se centra en la investigación del crimen, pero sin dejar de tocar los miedos y los dramas de la misma protagonista, de los otros policías, de su propia familia. Son seres de carne y hueso, que han de atravesar diferentes dificultades, complejos, etc. 
   Buena novela, en resumen, entretenida pero para buenos estómagos, ya que resulta algo dura en algunos pasajes.

domingo, 8 de diciembre de 2013

VIDA CALLADA, antología poética editada por Josep Maria Asencio y Antonio Moreno

   Los profesores Josep Maria Asencio y Antonio Moreno han tenido a bien publicar una antología poética del todo original. Son poemas que tratan, de una manera o de otra, del silencio. Y lo han hecho con motivo de la celebración del 50º Aniversario del IES “La Asunción” de Elche, que, a la sazón, es mi Instituto. 
   Sobre el tema del silencio abunda mucha retórica en la poesía, y alguna verdad. Desde mi punto de vista, la gran verdad concite en que la poesía es fruto de la reflexión. Alguien que escribe es alguien que ve algo claro, aunque lo que vea claro sea la oscuridad. Lo dice magistralmente Carmen Martín Gaite en esa esplendorosa novela titulada “Nubosidad variable”: “es mejor verlo todo negro que no ver nada”. Creo que es Faulkner el que nos dice que la literatura es como un cerilla que se enciende en mitad de la noche. En realidad, la luz que desprende no ilumina mucho, pero nos sirve para ver la oscuridad. 
    Pues bien, para verlo todo blanco, negro o gris o de colores, hace falta que nos paremos, que descendamos unos peldaños por nuestras escaleras interiores, que desfoliemos con paciencia la alcachofa de nuestra existencia, y que contemplemos lo que queda, la esencia, lo que importa. 
   Para esa labor, necesitamos silencio, que nadie nos interrumpa, ni siquiera nosotros mismos. Quizá, este “nido ambiental” sea lo más difícil de lograr. Pero, en este pequeña antología, tenemos unos poetas que nos dicen dónde encontrar algo de silencio, cómo valorarlo y cómo aprovecharlo cuando, al fin, conseguimos la plenitud de una vida callada. 
    Lo que más aprecio en la selección realizada por Antonio Moreno es que la mayoría de los poetas son desconocidos para el gran público. Consigue que nos dejemos llevar más por el hilo conductor de los poemas que por el relumbrón de un apellido que resalte artificialmente el verso. La intención de los editores está clara en este sentido, ya que el libro remite la autoría de los poemas al índice final. Con todo, resulta un libro sencillo y fácil de leer, en el que fácilmente te ves atrapado por la lírica sabiduría de sus versos. Unos versos tan amigos del silencio que casi no dicen nada, diciéndolo todo. Porque, en realidad, es muy poco lo que tenemos que saber para ser hombres. 
    Enhorabuena, Josep Maria y Antonio, por vuestro trabajo y por vuestro regalo, que realza aún más el cincuentenario de nuestro querido Instituto.

LAS REVOLUCIONES Y EL LIBERALISMO, José Luis Comellas

He podido leer gran parte de este tomo de la Historia de Eunsa. Sobre todo, lo referente al desarrollo de la Revolución Francesa. 
  A mi parecer, la virtud más encomiable de Comellas es la claridad en la exposición. Los historiadores, sobre todo los historiadores herederos del materialismo histórico, con frecuencia son farragosos. Su manera de contar la historia pretende ser objetiva, pero resulta deshumana. Los protagonistas de la historia no son las estructuras ni las clases sociales. Son hombres individuales, con sus mentalidades y sus intereses, pero también con sus miedos y sus caracteres propios. Robespierre y Danton son dos revolucionarios, pero son muy distintos. 
   Comellas te cuenta los acontecimientos de la revolución como si los estuviera viendo, como si hubiera sido protagonista directo de los hechos. Lanza una mirad de comprensión ante los diferentes actores, que no se te hace difícil empatizar con ellos. Leyendo este tomo te lo pasas bien. Y, además, te aporta muchas ideas para dar clase, que es el principal motivo por el cual acometí su lectura. 
   La gente tendría que leer más Historia. Y no sólo novelas históricas, sino Historia directa. Enriquece de veras, aprendes mucho. En el fondo, aprendes cómo es el hombre, que no es poco.