viernes, 29 de mayo de 2015

DE DIOSES Y HOMBRES, Beauvois

 Estamos ante una de esas películas a las que siempre vuelves.
   En el aspecto formal, estamos ante la sublimación del cine como arte. Beauvois deja hablar a las imágenes. Los rostros de los distintos personajes suspendidos unos segundos en la pantalla , lo dicen todo. Y eso es lo que, algunos al menos, buscamos en el cine: que nos hablen las imágenes con su enorme poder de evocación. La luz tamizada y austera es otro acierto.
   Después, el fuerte simbolismo que rodea todas las escenas: desde ese mapamundi que aparece de fondo, hasta un paseo entre ovejas. Todo está cargado de muco más de lo que se dice o ve. Y eso es poesía, Particularmente, la escena del vaso de vino que beben los monjes que ya presienten su final. Bellísima escena que no deja de evocar la última cena de Cristo.
   Por otra parte, el mensaje de fondo: la religión, cuando se vive de manera sincera y auténtica, es un arma cargada de paz. En una visión nada maniquea (se acuerdan de Agora), el director nos presenta unos hombres de carne y hueso que se preguntan si han de llegar hasta el martirio.
   Y todo con la sobriedad interpretativa de quien sabe que, para emocionar, no hacen falta aspavientos ni lagrimones.
   En fin, un film que recomiendo muy vivamente. Cine del bueno.

martes, 12 de mayo de 2015

LOS MUERTOS, James Joyce

Los muertos es el último y más largo de los cuentos de la colección Dublinesesquizá la más accesible de sus obras, pieza maestra de James Joyce. Es considerado uno de los cuentos más bellamente realizados  en idioma inglés y hasta en cualquier idioma. 
Describe una cena entre amigos. en apariencia, no pasa nada. Pero te das cuenta entre el ir y venir de los platos de la poca consistencia que tiene su vida. Fuera de la mansión, nieva. Pero nieva en el interior de esad personas que se prodigan en sonrisas.
Una de las protagonistas escucha una canción que le recuerda a un amor suyo adolescente, y se los recuerdos desencadenan la crisis.
Si no queréis leer el cuento de Joyce, podéis ver la película del mismo nombre que dirigió John Huston. Magistrales las dos, película y novela. 

martes, 5 de mayo de 2015

QUEMADO POR EL SOL, Nikita Nijalkov

   Si te dicen que vas a ver una película sobre la Rusia de Stalin en el año 36, te preparas para ver dolor y desesperación. Pero resulta que no: que lo que ves es una película costumbrista, al estilo de un cuento de Chejov. Pero has caído en la trampa, en la magia, de esta gran trama, ya que de pronto te das cuenta de que algo terrible ocurre, entre cafés, risas, juegos infantiles, escenas de baños y pasatiempo varios de una vida burguesa.
   Todo ello, en mi opinión, hace de "Quemado por el sol", una película realmente excepcional. Me recuerda un poco a Bergman (Fanny y Alexander): esas películas que "malgastan" el guión, recreándose en escenas que parecen insulsas y prescindibles, pero es a través de ellas como te introduces en la verdadera trama, si tienes inteligencia y sensibilidad para atraparte por ellas. 
   Una película única, de esas que celebras de versas haber descubierto.

viernes, 1 de mayo de 2015

Y, DE REPENTE, TERESA, Jesús Sánchez Adalid

   Conmemoramos el 500 nacimiento de la santa de Ávila. Adalid se ha sumado con una interesante novela histórica sobre el proceso inquisitorial que se inició contra la santa, y que no pasó de sus primeras tramitaciones. Lo original es que el autor relata la historia desde el punto de vista de la Inquisición. 
   La novela, en mi opinión, está bien escrita, guarda un equilibrio entre entretenimiento e ideas de fondo, y cuida el rigor histórico. Salvo los personajes centrales, ficticios, todo lo demás está colocado en su lugar exacto o casi exacto. 
   Aborda una descripción de la mentalidad de la época alejada del maniqueísmo simplista. Con frecuencia, el trigo anda mezclado con la cizaña (suele pasar en la vida: ya lo dijo Jesucristo). Juntos trabajan en los despachos del Santo Oficio personas de buena fe que deseaban defender con rigor la pureza de su fe religiosa en tiempos tan confusos, con verdaderos obsesos o ambiciosos que buscaban medrar a toda costa.