martes, 7 de julio de 2015

RETORNO A BRIDESHEAD, Evelyn Waugh, serie TV

   Acabo de terminar esta serie de televisión de los años ochenta. Me ha encantado. Ya no se hacen series así. Si la tenéis en DVD o por youtube, os la recomiendo: es una joyita. Pero cuidad que la imagen sea de calidad: es un relato donde la estética juega un papel fundamental, a mi parecer
   Estamos en Oxford, años 20. El joven Charles Ryder hace amistad con Sebastian Flyte, un colega estudiante muy peculiar, miembro de una aristocrática familia católica inglesa. Ryder se quiere dedicar a la pintura, y el conocimiento de esa familia, (su forma de vida, su religiosidad, sus luchas, sus errores y miserias, sus gestos de nobleza, su actitud ante la muerte…) transformará a Charles Ryder como persona, como artista, como hombre: cambia su perspectiva estética, su visión de la sociedad, sus prejuicios religiosos, lo ve todo más claro y más luminoso. 
   Son once capítulos. El protagonista nos cuenta con prosa cuidada y sobria, los descubrimientos y las transformaciones de su fina sensibilidad. Todo es importante: la pose, los diálogos, la indumentaria. Y, por supuesto, el castillo de Brideshead, que ha pasado a ser un locus mítico dentro de la literatura universal. 

viernes, 3 de julio de 2015

LINCOLN, Steven Spielberg


   Dicen que tiene muchos diálogos y poca acción. Pero yo creo que se puede mantener en pie un película, si los diálogos son buenos. En mi opinión, la caracterización, la actuación de los personajes, los abundantes diálogos, etc. no ahogan una trama que te mantiene en vilo. Plantea temas muy interesantes. Sobre todo, el funcionamiento de la política. Las tensiones que produce, incluso en la propia familia de Lincoln. La mujer hace un papelón. 
   Para conseguir la abolición de la esclavitud, Lincoln compra votos de diputados, prometiendo cargos y prebendas. ¿Hizo bien? Interesante dilema y muy interesante película de Steven Spielberg que demuestra, una vez más, su maestría como director. 

JUANITA LA LARGA, Juan Valera

   Acabo de leer un clásico: Juanita la Larga. Valera siempre ha sido oscurecido por los grandes del realismo español: Galdós, Clarín, Pardo Bazán.        Pero no es un autor a descartar. Su riquísima cultura (sabía griego y latín, y fue embajador en Washington y en Moscú, entre otros lugares) alimentan un estilo parco pero muy cuidado, que compagina el lenguaje coloquial con el culto. 
  Valera nos cuenta el ambiente de un pueblo andaluz de fin de siglo XIX, con su cacique, su alcalde, su secretario, su cura, su boticario, su farmacéutico, y su devota. Y, cómo no, su niña bonita y fiera. Juanita, aunque es de baja condición e hija ilegítima, es pretendida por varios personajes conspicuos del pueblo. 
   No es literatura naturalista, no tiene ese tinte pesimista y amargo de Galdós (en alguna de sus novelas), o Clarín. Tampoco es anticlerical. Su propósito es contar la realidad tal como es, pero embellecida por unos diálogos y unas descripciones espléndidas, que te entretienen y te gustan. 
   Valera cree en el hombre, los personajes parecen de carne y hueso, tienen miserias pero no te dan miedo, terminas comprendiendo a todos un poco. Juanita es una chica de buen juicio, fuerte, honrada y de gran corazón. El bien triunfará.