viernes, 26 de febrero de 2016

SANTO TOMÁS DE AQUINO, G. B. Chesterton

   Acabo de terminar la biografía de Santo Tomás, de Chesterton. Como la de San Francisco, más que contar la vida, te relata sus episodios más conocidos, y reflexiona sobre ellos, con su típico estilo polémico, irónico y a la vez amable, con esa inteligencia inglesa que tan lejos está de los platós de la Sexta.
Chesterton toca la tecla que más le gusta. 
   Una afirmación que puede causar mucha extrañeza hoy en  día. El es católico, porque es creyente y le gusta pensar. Y Santo Tomás armoniza la Fe y la Razón. Así de sencillo. El aquinate recibió a Aristóteles, cuando se desconfiaba de él en la cristiana Europa del siglo XIII, lo leyó y honradamente dijo: “este pensamiento me ayuda a  entender a Dios y al mundo”. La razón y la fe no pueden contradecirse, ya que los dos proceden de Dios.

   Resalta la honradez intelectual y humana de Santo Tomás. Él solo quería llegar a la verdad, prescindiendo de su persona, de estar siempre bajo los focos. Ese “buey mudo”, como le llamaban sus compañeros en Paris, estaba llamado a ser uno de los pilares del pensamiento universal. 

jueves, 18 de febrero de 2016

EL HOMBRE ARENA, E.T.A. Hoffmann

   Dicen que Freud leyó con gran fruición este relato de terror del genial escritor prusiano Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776 – 1822). Un relato corto que te mantiene en vilo, y que se desarrolla entre el mundo de los vivos y el mundo de los sueños.
   En realidad, parece imbuido de la mentalidad romántica, ya que Nataniel, el protagonista, estaba un poco (o un mucho) loco, y todo lo hacía, lo pensaba y lo creía a la tremenda, con lo que acaba fatal, como se puede suponer.

   Me ha gustado, y lo recomiendo. Lo tengo en un libro con varios relatos de este tipo de Gautier, Poe, Maupassant, etc. con breve, pero tan intensos, que pareces haber leído un novelón de quinientas páginas. 

viernes, 12 de febrero de 2016

DE TAL PADRE, TAL HIJO, Kore Eda

   Kore Eda es un cineasta japonés interesado por el problema de la familia en su país. En el "Sol Naciente", el trabajo y la fidelidad a la empresa es algo sagrado (como nos cuenta Amélie Nothomb en su estupenda novela "Estupor y temblores", comentada ya en este blog). Esto hace que, en no pocos casos, el ambiente familiar, y la institución familiar misma, queden relegadas a un segundo plano y vivan en una situación de fragilidad.
   Esta magnífica película plantea, sin sobreactuaciones lacrimógenas, un concreto problema común que atañe a dos familias japonesas de distinta extracción social y mentalidad. El dilema que se les plantea es grave, y tienen que resolverlo entre ambas. En realidad, se nos presentan, por decirlo así, dos "japones", uno más moderno e individualista, y otro más enraizado en las tradiciones. 
   Kore Eda lo cuenta muy bien y aporta soluciones positivas. Sirve para debatir en un foro familiar o en el ámbito de los valores. También sirve para comparar Oriente y Occidente, ya que algunos de los dilemas que se plantean nos son muy cercanos.

jueves, 11 de febrero de 2016

HUMILLADOS Y OFENDIDOS, Fedor Dostoievski

    Esta genial obra del literato ruso es un gran melodrama, una intensísima llena lleno de situaciones límites, mucho sufrimiento, y muchas lágrimas, y diálogos largos y sustanciosos. Viene a contar la historia de un príncipe malvado que arruinó, deshonró despreció a dos familias, y el dilema de ellas para perdonarle. El tema del perdón y la reconciliación después de una humillación está presente en toda la obra.
   Dostoievski lleva al ser humano al límite de su capacidad de sufrir, de amar, de odiar y de perdonar. La mala conciencia, los recuerdos, el destrozo de toda ilusión y esperanza mortifica a los personajes, los retuerce en un bucle infernal que renace una y otra vez. 
   Sorprende que ante tanto padecimiento moral los personajes sigan vivos. Pero Dostoievski no tiene compasión de ellos y los deja vivir durante 400 páginas… porque sabe que siempre hay una luz, un agujero minúsculo hacia la esperanza, una manera de salir del laberinto.

   La pista nos la da la aparición de algún personaje puro, sin mancilla, que ilumina a los que tiene alrededor. Un redentor. En este caso, la niña Nelly. Esa es la llama que  resplandece en la oscuridad. Cuando todo está oscuro, cualquier llama o chispa parece un incendio. Por ello, las novelas de Dostoievski están llenas de luz.