sábado, 25 de noviembre de 2017

EL ARTE DE LA FRAGILIDAD, Alessandro D'Avenia


 Libro perfectamente inclasificable. ¿Ensayo? ¿Crítica literaria? ¿Poesía, ¿Conjunto de relatos? ¿Manual de autoayuda? Qui lo sá?
  El autor, un celebrado y apuesto profesor del país transalpino se hizo un nombre con dos novelas juveniles de gran éxito. Ahora, cambia de tercio, y nos presenta este trabajo, en efecto,  único. D’Avenia trabaja con adolescentes en un Instituto de Secundaria,  pero su ámbito de acción supone mucho más que impartir clase. Dada su celebridad, le escriben muchos chicos y chicas pertenecientes a esa tierna y, a veces, conflictiva edad. Este libro es de alguna manera una respuesta a todas las preocupaciones, angustias y retos que le manifiestan sus jóvenes confidentes.
   Por su labor e inclinación educadora, Alessandro está en permanente contacto con la fragilidad humana, que en la adolescencia se hace especialmente manifiesta y doliente. El estrecho pero verdadero camino que propone es asumir nuestra propia fragilidad, nuestros propios límites externos e interiores. Y hacer, de esa fragilidad nuestra que parece una rémora para nuestra plenitud, una oportunidad. Así, nuestra propia fragilidad puede ser el camino para desarrollarnos como personas: es nuestro campo de batalla para conseguir la ansiada felicidad.
   Para ello es imprescindible que tengamos un sueño que valga la pena, un proyecto de vida que empape nuestros minutos, nuestros días. Es imprescindible que estemos enamorados de las personas, de la vida, agradecidos de existir tal como somos. Es lo que Alessandro llama arrebatamiento, palabra que aparece en cada página como una música de fondo.
   Escoge nuestro profesor de literatura un estilo dialógico. ¿Diálogo con quien?: con Giacomo Leopardi, un autor romántico italiano, bastante limitado físicamente y con una historia difícil, que se distinguió por su amor a la vida. Con frecuencia, D’Avenia deja hablar al propio Leopardi con párrafos que no nos dejarán de ningún modo indiferentes. 
    En fin, un libro que conviene leer con calma. Prosa muy cuidada. Digamos, poesía. De hecho, el título del libro reza: “Cómo la poesía te puede salvar la vida”. Algunos ya lo sabíamos hace tiempo. Pero no nos atrevíamos a decirlo porque suena muy cursi. Alessandro D’Avenia escribe lo que podría haber sido una cursilada, y en su pluma se convierte en un profundo tratado de sabiduría y belleza que impactará a cualquier adolescente con inquietudes, pero también a muchos que en la edad adulta necesitamos de estas medicinas.
   Y es que “El arte de la fragilidad” es un libro hecho para cambiar vidas. Lo puedo corroborar: una vez que cierras la última página, te das cuenta de que ya no eres el mismo que abrió la primera. 

domingo, 5 de noviembre de 2017

Las esquinas oscuras de "Patria"

   
(spolier)
   Que una novela me haya gustado (y Patria me ha gustado mucho) no quiere decir que, humildemente, también observe en ella polvo y puntos oscuros sobre los que ahora reflexiono por si puede enriquecer el debate. En literatura no todo es blanco y negro. 
   Antes, diré que el estilo me ha parecido muy funcional y fresco, aunque pueda parecer incluso descuidado. El vasco Pío Baroja era un maestro en este tipo de escritura de apariencia deslabazada pero franca y, en resumidas cuentas, eficaz. Te puedes perder un poco con los saltos cronólógicos, pero si te dejas llevar, todo va sobre ruedas. El efecto rompecabezas o saltamontes otorta interés en la novela, ya que te obliga a ser parte de ella. 
   Ahora vamos a los puntos que me parecen más oscuros: 
  • La familias de segunda generación que aparecen terminan por romperse o enfriarse. Obsesión de la progresía: si no presentas una familia problemática, desencajada hasta el drama, no hay relato. Ya lo dijo Tolstoi en la primera linea de Anna Karenina. Pero, al menos, alguna de ellas pudiera ser un matrimonio feliz. Lo más curioso es que el único matrimonio feliz es el matrimonio homosexual entre Gorka y Ramuntxo. 
  • A mi parecer, revela toda la novela un tufillo anticatólico. A don Serapio, el párroco, no se le concede ni una: desde su halitosis hasta su hipócrita apoyo a los abertzales. No hay duda que en algunos casos fue así (se habla,  no sin razón, del pecado original de la Iglesia vasca), pero también hubo muchos católicos que abogaron por la reconciliación. En la novela, por el contrario, los que trabajan en esa linea, son ateos o han perdido la fe. 
  • Por último, la torturas que sufre Joxemari cuando lo detienen. Se sabe que hubo, pero habría que investigar cuantas y de qué manera, y eso habría que sacarlo valientemente a luz. La verdad se tiene que esclarecer. En la novela deja a entender que terrorista que detenían, era vilmente torturado sin contemplaciones. ¿Eso es verdad?

miércoles, 1 de noviembre de 2017

PATRIA, Fernandol Aramburu


 Quizá la mayor virtud, y la clave del éxito de Patria (ocho ediciones en 2016), consista en que se trata de un relato de alguna manera necesario. Una deuda con el pasado. Nadie había novelado sobre el drama del odio y del desgarro que habían vivido muchos habitantes del País Vasco, sobre todo en los pueblos, a causa del régimen de violencia y de terror impuesto por ETA desde décadas. 
   Un régimen invisible que pervertía las mentes en la defensa fanática de una supuesta patria, Euskal Herria, que solo existía en sus mentes. ETA mató a cientos de personas, pero mató también a muchos que siguieron vivos pero enajenados por una ideología que suponía su lento suicidio como seres humanos. Comunidades enteras con el alma distorsionada, que hacían compatible ser buenas personas en general con la justificación natural de asesinatos y extorsiones.
   Pero Patria es más. Narra una sociedad que ha echado por tierra sus valores. Al mismo tiempo que nos introduce en la sinrazón de la violencia terrorista, describe asimismo un traumático cambio generacional donde las referencias tradicionales embarrancan y echa raíces un estéril individualismo, donde cada uno hace lo que puede por no ahogarse en este “sálvese quien pueda” en el que se ha convertido la sociedad.
   Entre todo este entramado de vidas rotas y odios consumados, al final de la novela, florece el perdón. Es una florecita, es verdad, pero algo es algo. Gota o gota, flor a flor, dentro de muchos años, cuando pase esta generación, ETA pertenecerá a los anales de la Historia como algo que sembró muerte, tragedia y destrucción, y que no sirvió absolutamente para nada. 
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