sábado, 27 de enero de 2018

ASESINATO EN EL ORIENTE EXPRESS, Agatha Christie

   Aunque es difícil seguir todas las conjeturas de Hércules Poirot, está ficción es muy entretenida y original. El tren Estambul – Calais queda detenido por la nieve en medio de Yugoslavia. Esa misma noche, un pasajero aparece apuñalado en su compartimento. Poirot, detective profesional, inicia una investigación a instancias de Monsieur Bouc, representante de la Compañía y amigo suyo.
   Como están detenidos en medio de la nada, Poirot no tienen los medios técnicos propios de los detectives, y tiene que confiarlo todo a su intuición.
   Un albornoz escarlata, un limpipas, una mancha de grasa en un pasaporte, un botón de uniforme, un pañuelo con inicial… cualquier indicio es bueno para hacer avanzar la indagación en curso. Donde los demás vemos embrollo, Poirot ve una luz cada vez más diáfana, y todas las piezas del rompecabezas van adquiriendo sentido en su mente, aunque él no lo manifieste.

   Pero, sobre todo, la mayor virtud de Poirot, de Agatha Christie, es su agudeza para penetrar en los personajes. Entre los doce que viajan hay de todo: nobles y criados, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, y las más variopintas nacionalidades, cada una con sus manera de ser: una joven norteamericana, un inglés, un francés, un italiano, un matrimonio húngaro, y hasta una princesa rusa, por decir solo algunos. Una ensalada de caracteres  que la genial Agtaha Christie aliña para nosotros en un plato exquisito que siempre recordarás en tus sueños. 

miércoles, 17 de enero de 2018

LA CITY 3, Francisco Gómez

   Llegué a Elche casi al mismo tiempo en el que caían las Torres Gemelas de Nueva York. Hace más de quince años. Pues bien, se puede decir que a día de hoy es la ciudad donde más tiempo he vivido, incluida mi ciudad natal, Palencia. Jamás había pisado esta ciudad, ni Alicante, ni casi la Comunidad Valenciana (solo en dos ocasiones esporádicas. Y de la llengua valenciana, res de res. 
   Pero tuve la suerte de conocer muy pronto a personas que me hicieron sentir muy del lugar, y ahora puedo decir que es mi ciudad, que me reconozco en ella, que amo sus tradiciones, sus vivencias, su problemas como míos. 
   Precisamente, después de Juan Ángel, Javier Cebrián, Milagros y alguno más, conocí a Francisco Gómez, periodista, escritor, cronista, pero sobre todo buena persona y un amante de Elche sin recoveco ninguno. 
Este conjunto de artículos publicados en diversos medios es un gran paseo por la ciudad "que al cielo mira" de una manera diáfano y limpio. Me ha encantado comprobar que casi todo de lo que habla Francisco lo conozco y lo siento ya como mío sin esfuerzo, y que me duele por las mismas cosas que duelen Francisco, incluidos los cines desaparecidos. 
   Yo he vivido en bastantes ciudades de diverso tamaño y tonelaje, y puedo decir que Elche no es la mejor ciudad del mundo, pero es una ciudad única, y no solo por el Misteri o el Palmeral, sino por muchas cosas más. Por ejemplo, la Venida de la Virgen y la entrada de Cantó es algo tan sencillo y maravilloso que difícil de encontrar por ahí. 
  Me sorprendió nada más llegar el amor que tienen a la Mare de Deu los ilicitanos, amor que le sale por los poros a Francisco. Es emocionante comprobar la confianza y la delicadeza con que trata a la Patrona.  
   Pero la cultura no se ha de quedar solo en el Misteri, y Elche tiene una vida cultural meritoria, al margen (y también lo subraya Francisco) de la Concejalía de cultura del Ayuntamiento,, en mi opinión, poco activa. 
   Por último, ha habido tres capítulos que a mí me han llenado de melancolía, por no decir tristeza. Qué ilusión tenía Francisco por que el Papa fuera a ver el Misteri en Santa María la Mayor!: ...pues no fue. Qué ilusión tenía porque el Elche C. F. subiera a 1ª División!... pues subió, lo bajaron y ahora hace lo que puede ¡en 2ª B! ¡Qué esepranzas puestas en su querido "Diario La Verdad"!... pues cerraron la redacción de un día para otro: todos a la calle, y "La Verdad" en Elche dejó de existir. 
En fin, Francisco, gracias por este libro, lo guardaré cuando tenga que desempolvar mi corazón ya ilicitano con alguna de sus estampas. Porque de eso se trata, de estampas. Por cierto, y termino, las fotografías de Paco Uclés, muy sugerentes y de gran calidad.

sábado, 13 de enero de 2018

GUERRA Y PAN, Jesús Zomeño

   Explica José María Gironella, en el prólogo a Un millón de muertos, la razón del inexacto título de su famosa novela sobre la Guerra Civil española (es sabido que hubo medio millón de víctimas mortales). "No solo hay que contar los muertos físicos - nos viene a decir en el prólogo - sino también los muertos de espíritu". 
   Me ha venido está cita a la memoria, leyendo la última entrega de Jesús Zomeño ambientada en la Gran Guerra: "Guerra y Pan". Casi todos sus protagonistas han vuelto de la guerra o se incorporan a ella. Caminan, conversan, entablan diálogos, pero están muertos. Son víctimas de la sinrazón de las trincheras, y han quedado mutilados de alma, enterrada seguramente en alguna  ladera del Somme o de Verdún. 
  Los vivos, nosotros, soñamos, amamos, celebramos o desesperamos, cantamos o lloramos. Somos hombres y vivimos el claroscuro drama de la vida. Sin embargo, los que encarnan estas breves narraciones han agotado toda su capacidad de drama en los cuatro años de guerra, han cometido tales atrocidades que su brújula moral ha quedado extraviada. Sin moral, nada queda del hombre. Son "deshombres". Ilesos de los obuses enemigos, han nacido a la muerte. No les importa odiar, matar, aborrecer a su familia, a su pasado, a su antiguos amores. Han hecho del cinismo su modo de vida. Solo eso los mantiene en pie. Como están muertos, algunos esperan la ocasión de suicidarse o de que les cuelguen en una plaza pública. La muerte física no representa para ellos un cambio sustancial. 
   A alguno le podrían parecer estos relatos demasiado crudos, terriblemente descarnados, sin resquicio a la luz o a la complacencia. Pienso que están, sin embargo, ejemplarmente traídos "a cuento". En realidad, como nos reconoció en la presentación del libro, la Guerra Mundial es un simple encuadre. Podría haberse tratado de otra guerra. Son relatos de condición humana. En este caso, "inhumana". 
   ¿Cuál elegir?: no sé, todos me han gustado precisamente porque me han disgustado. "La guerra del soldado Marcel Galliard" es sumamente sugerente: no encuentra motivos par odiar al enemigo, tiene que inventárselos. "Máscaras" es definitivo: como el colofón de la más altruista sin razón. 
   Y es que, según mi opinión de modesto historiador, la primera Guerra Mundial fue eso: la más altruista sinrazón que han contemplado los siglos. 
   Esperemos que Jesús Zomeño siga clavándonos el aguijón de lo que somos o de lo que podemos llegar a ser si decidimos matar en vida nuestra condición humana. 

viernes, 5 de enero de 2018

LA LECCIÓN DE AUGUST, WONDER, J. R. Palacios

    Estas navidades, con motivo del estreno de la película "Wonder", he leído un libro que había mirado por encima y tenía esperando, y he de decir que me parece un libro estupendo, en cierta manera único, y muy original. He disfrutado de verdad con su lectura. La recomiendo de verás. No he visto todavía la película, pero la crítica es muy positiva. 
   El tema es fuerte. Un niño de diez con la cara deforme de nacimiento, casi monstruosa, nunca ha ido al colegio, siendo superprotegido por sus padres. En ese momento, deciden enviarlo al colegio. 
   Lo original es que se relata todo en primera persona, desde el punto de vista del niño, que te cuenta las diversas reacciones que tienen todas las personas al verle, pero no te describe cómo es. Por eso, cara que nunca se nos muestra a las claras, nunca la acabamos de ver: tenemos que pintarla con nuestra imaginación a lo largo del relato, empatizar con ese niño de tal manera. Eso hace que le acompañemos, que no pongamos en su lugar.
  Pero hay sorpresas: los capítulos siguientes van interviniendo en primera persona los principales protagonistas, resultando una historia amena y emocionante, sin moralinas superficiales, pero en la que se van insertando de manera natural sugerentes reflexiones de autores clásicos, actuales, y de cantantes contemporáneos. 
   Los capítulos son breves, y están escritos de forma muy inteligente. Un ejemplo de ello es el irónico contrapunto con el que suele rematar cada capítulo, y que sirve para conectar con el siguiente. 
   Me quedo con una frase  de Saint-Exúpery en "El Principito" con la que se inicia uno de los capítulos: "lo esencial es invisible a los ojos".
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(He de decir que hace unos meses publiqué una crítica bastante negativa de este mismo libro. Pido excusas. En realidad, lo leí muy por encima y saltándome páginas por falta de tiempo, y no me enganchó. Rectificar es de sabios. La crítica anterior ha sido eliminada. Es en verdad un gran libro: espero la película)

lunes, 1 de enero de 2018

UNA LIBRERÍA EN BERLÍN, Françoise Frenkel

   El caso es semejante a Suite Francesa. Se encontró un manuscrito y ha dado paso a un gran relato, pero esta vez de no ficción. Es un auténtico y apasionante testimonio histórico.  
   Estamos en Berlín en los años 30. Frenkel es una amante de los libros, por más señas,  francesa de ascendencia polaca judía, que instala una librería de literatura francesa en Berlín, teniendo gran éxito: por ahí pasan personajes de la categoría de Arístides Brian, Claude Anet, Henri Barbusse, André Gide, André Maurois, Martin du Gard, etc. Pero llegaron los nazis y la guerra, y Frenkel era… ¡francesa y judía!: mejor salir de ahí por piernas.
   A partir de ahí cuenta una verdadera odisea en su huída cada vez más al sur. Es interesante para ver cómo funcionaba el Régimen colaboracionista de Vichy, cuál eran sus verdaderas motivaciones, etc.

   El testimonio está muy bien contado, no decae, describe los lugares de Francia por donde se ve obligada a pasar y el ambiente creado durante la guerra, en concreto en la zona controlada por el régimen de Vichy. Y, cómo no, te deja un testimonio de amor por las buenas lecturas, que nunca deja en todo este trepidante relato.