lunes, 27 de agosto de 2018

SEIS GRANDES ESCRITORES RUSOS, Mariano Fazio


    El siglo XIX constituye la edad de oro de la literatura rusa. El autor de este breve ensayo, con estilo claro, inteligible y divulgativo, nos aporta algunas claves para entender a los mejores autores que componen esa edad de oro. A saber: Pushkin, Gogol, Tugenev, Dostoievsky, Tolstoi y Chejov. 
   Y lo hace resumiendo la vida y los méritos de cada uno, y abordando con profundidad sus temas preferidos. Además, comenta algunos párrafos de sus novelas que nos ayudan a entender el fondo de su mensaje. 
   Una de las grandes cuestiones que subyace en sus páginas es la pregunta sobre el "alma rusa". ¿Una Rusia europea, occidentalista y abierta a la modernidad, o una Rusia eslava, señora de sus raíces y sus destinos, esteparia y campesina, ortodoxa, oriental? Casi todos coinciden en su apoyo a la modernización de Rusia pero sin que ello haga perder las señas que la definen como sociedad y las raíces de donde proviene.
   El otro gran tema es el universal: el hombre, su condición, el mal y el bien, el arrepentimiento y el perdón, el amor a los demás, la pasión, la muerte, Dios... Es decir, las grandes cuestiones de todos los tiempos. La manera de tratar estas cuestiones hace que los rusos sean por derecho propio autores clásicos. Se comprende así por qué se les tiene por tan grandes maestros, y la influencia extraordinaria que ejercieron en la posteridad, no sólo en la literatura, sino en la filosofía, la política y los grandes movimientos del siglo XX (el pacifismo, por ejemplo, debe mucho a Tolstoi). 
   Son autores de alguna de las grandes obras literarias de la historia (Crimen y castigo, Guerra y paz, Almas muertas, Padres e hijos...), cuya lectura se hace imprescindible para aquel que quiera gustar de la gran literatura. 
 Lo único que hace este breve ensayo es iluminarte de tal manera que saques mucho más fruto si te aventuras a adentrarte en sus obras. Yo creo sinceramente que Mariano Fazio lo consigue. 
   

viernes, 17 de agosto de 2018

PLUMAS EN LA ALMOHADA, Andrés Guilló y Teresa Sepulcre

  Este conjunto de treinta relatos son para soñar, según apuntala el subtítulo. Constituyen una nueva demostración de que a Elche no le faltan los buenos escritores. Los he leído con mucho gusto y sorpresa, ya que, a pesar de conocer a Teresa, la ignorancia sobre nuestra afición literaria era mutua.
   En primer lugar, Andrés y Teresa me han parecido dos voces consolidadas, forjadas en la lectura y en el cultivo de la belleza. Es una escritura bregada, pensada y llena de fondo, un mensaje que hay saber extraer de la brevedad que nos ofrecen. Más bien parecen chispazos, donde con diestras pinceladas te bosquejan un personaje y lo arrojan al papel para que se encuentre contigo. Te hacen recapacitar en un último pensamiento, en un giro postrero y definitivo que te descoloca, te arranca la sonrisa o la sabia conclusión.
   Los relatos son variados, aunque he apuntado algunas referencias que impregnan a mi ver el libro: El amor y el desamor, las dificultades de comunicación, el miedo paralizante al fracaso. En Teresa abundan las referencias artísticas, cinéfilas y literarias, que culminan en el relato titulado Vuestros honores merecidos, un homenaje a los grandes de siempre. Andrés cultiva más una tensión argumental con sabores de thriller. Al final, como apunto arriba, siempre te aguarda un as en la manga, un último giro que te rompe la cintura, quizá un reflexión última que queda en el aire...
  En fin, temas de ayer, de hoy y de siempre. Temas plenamente humanos que a todos nos interpelen. Teresa, Andrés, nos habéis presentado un gran conjunto de relatos frescos y bien contados. Se leen muy bien y con gusto, aprendes, disfrutas. Espero que siga la fiesta. 

domingo, 12 de agosto de 2018

LAS HIJAS DEL CAPITÁN, María Dueñas

   La acción de esta trabajada y documentada novela (cuarta entrega de la autora, que mantiene la calidad y el buen hacer de su primer éxito: "El tiempo entre costuras") se desarrolla en Nueva York,  ciudad a donde una iletrada familia (madre y tres hijas jóvenes) migra desde el campo de Almería en los años treinta del siglo pasado. 
   La trama es ficción pero el mapa y las circunstancias de la Nueva York de la época es excepcional: te mete en la ciudad real que fue. Sobre todo describe magistralmente el paso sin anestesia desde un mundo de eras, rogativas y corralones al cosmopolitismo de la gran capital emergente del mundo. Narra con dureza todas las dificultades con las que se encuentran y el afán de superación innata que tienen. 
   Quizá al relato le falte a veces un poco de ritmo, y describe con demasiado detalle los vestidos, las costumbres, las calles, etc. como si la autora nos quisiera demostrar lo documentada que está. 
  Por otra parte Trata muy tangencialmente las consecuencias de la gran depresión y se centra solo en los inmigrantes. Central Park era en esa época un barrio de chabolas, y en la novela no aparece. 
  Pero no hay duda que se lee muy bien, que está estupendamente escrita, que te ayuda a entender la dureza de los millones de migrantes que cruzaron en aquella hora el Atlántico y que te entretiene comprobar cómo se ven atrapadas esas tres jóvenes criaturas por la voracidad de una urbe que más que acoger, devora a todos los que recibe, de tal manera que el sueño de volver al terruño que les vio nacer y crecer se hace cada vez más pequeño, difuso y alejado.