miércoles, 24 de junio de 2020

ROBAR, MATAR Y DESTRUIR, José Antonio Corrales


   En abril de 2005, un macabro suceso conmocionó a la ciudad de Elche. Tengo clavadas en el recuerdo las caras de mis compañeros de trabajo al leer detalles de la noticia en el diario Información. Y es que la repulsa frente a la violencia doméstica deja paso al horror cuando aparecen ataúdes blancos.
   Este suceso –en forma novelada pero muy fiel a los hechos– es lo que narra José Antonio Corrales, inspector de la policía local de la ciudad, licenciado en Derecho y Criminología, y unos de los primeros que visitó la escena del crimen. Relata (obviamente, con los nombres y algunas circunstancias cambiadas) las peripecias del asesino desde la tarde anterior al suceso hasta el momento de su detención, a la mañana siguiente, y su juicio, dos años después. Corrales se basa en hechos reales, vividos en primera persona, para construir una impactante novela negra que producirá en el lector, según el caso, miedo, turbación, asco, escarnio, dolor, rechazo, ternura... Todo, menos indiferencia.
   ¿Cómo un albañil que trabajaba en la obra con su compañero, sin otro proyecto ese día que terminar ese día el curro y volver a descansar a casa con su mujer y sus dos pequeños, pudo cometer esa misma noche tamaña atrocidad? En mi opinión, esa es la pregunta que atraviesa todo el relato. Una cosa está clara: Corrales sabe de lo que habla, conoce bien ese mundo, y nos aporta algunas de las claves durante la extravagante odisea del protagonista.
   Gran lector y aficionado a la novela negra (lleva en la radio un programa sobre el tema), se ha convertido en pocos años en un solvente escritor. En este blog, ya he comentado su libro de relatos Te cambio mi vida (Frutos del Tiempo, 2019), y tiene otra novela preparada. Por Robar, matar y destruir, ha recibido el premio “A Sangre Fría” convocado por la editorial Ápeiron en su cuarta edición, y publicado en esta misma editorial.
   La técnica es realista, pulida, exacta en sus conceptos y adjetivos, con ritmo narrativo constante que no decae en ningún momento y basada a todas luces en las técnicas del cine, al que también es un gran aficionado este polifacético escritor. Es de admirar, por ejemplo, la habilidad con la que compone las diversas tramas en discontinuidad cronológica, sin que se rompa la trama. Particularmente, me ha gustado especialmente el relato del funeral en la capilla del Tanatorio, donde las grandes consideraciones se salpican de detalles que te hacen seguir en la emocionante y tensa ceremonia como un fiel más. O el proceso judicial, en el que las palabras, actitudes y pensamientos de los diversos participantes colocan al lector en primera línea.
   Con todo lo dicho, me parece a mí que asistimos a la asunción de un potente escritor de gran personalidad, que va a meter la cabeza –si no la tiene metida ya– en el panorama de la novela negra española.

viernes, 5 de junio de 2020

DE PROFUNDIS, Oscar Wilde

 
 En 1891, Oscar Wilde conoció a Alfred Douglas, Bosie, un joven con el que entabló una íntima amistad. En ese tiempo, Wilde era un escritor respetadísimo, sus libros se vendían como rosquillas, e influía en la estética y en el pensmiento de muchas personas. Era aplaudido, admirado, leído. Pero resulta que el padre de Bosie, que siempre fue un niño mal criado que se aprovechó de su protector, denunció a Oscar Wilde por relaciones escandalosas. El escritor fue juzgado y condenado a la cárcel de Reading. Sus obras se quitaron del mercado, sus representaciones fueron suspendidas, los que le alababan, le acabaron ignorando. Solo, ninguneado y enfermo y encarcelado. 
   Entonces, despechado, le escribe a Bosie una carta desde la cárcel: esa carta es De Profundis. No entiende que el hombre que más ha amado en esta tierra le haya destruido. Leyendo ese delicadísimo reproche, uno contempla el alma cándida, pura, sin tapujos de Oscar Wilde, su amor por la belleza y por la armonía. Esa alma blanca no vio que la destrucción llamaba a su puerta. Pero le da igual: ha amado, que es lo importante, ha tenido rectitud, ha hecho lo que creía que era correcto, y eso es bello, y vivimos para la belleza. 
   Pulchrum y Bonum van de la mano. Los hombres estamos destinados a la belleza, por otro nombre, bondad. Si hemos amado de verdad,  hemos intentado ser buenos, nos tiene que dar igual lo que piensen los demás, la fama y el prestigio. ¿Por qué no nos acabamos de dar cuenta? 
   Quizá el padre de Bosie quiso destruir a Oscar Wilde, pero en su destrucción nos regaló su más preciada joya literaria.