domingo, 3 de octubre de 2010

NOMBRES DEL ARBOL, Antonio Moreno

    Antonio Moreno nos ofrece en “Nombres del árbol” una nueva indagación sobre la existencia humana. Resulta un una poesía muy elaborada, pero no por ello retorcida o compleja. 
   Moreno sabe combinar, con gran lucidez, la calidad literaria con la sencillez del acontecimiento diario: un castaño, unas bandadas de vencejos, un olor bien conocido, un seto o unas reflexiones personales dentro de las cuatro paredes de su habitación. Todo ello da pie a nuestro autor para reflexionar sobre la condición humana concebida como una audaz y positiva posibilidad de trascenderse. Lo cual es algo saludable, en un paisaje poético general tantas veces aplastado por la desesperación.
   El hombre, en efecto, es llamado a ser algo más que cuerpo, o que simple animal. Es un ser que está siempre aprendiendo a ser, que tiende a lo más y lo mejor, y que, en definitiva, perdura más allá de la muerte, como deja traslucir en uno de sus más logrados poemas:

Que nadie es nada de lo que creía,
que aún debemos aprender a hablar
el lenguaje tan claro y misterioso
con el que cantan todos,
los muertos y los vivos,
su verdad más callada y verdadera
Vereda del Rontonar