viernes, 13 de mayo de 2011

UN ARBOL CRECE EN BROOKLYN, Betty Smith


  Para que no digan que todo lo estimo fenomenal, paso a comentar un libro que he dejado.

  La idea de Betty Smith, su autora, es muy buena. En el Brooklyn marginal de principios de siglo (XIX), una niña, especialmente sensible, lee libros junto a su árbol, en medio de un ambiente familiar sórdido y a la vez entrañable. La flor inocente en medio del estercolero.
  La idea es buena, pero un relato ha de tener trama, tiene que engancharte, te tiene que contar una historia que te interese desde el primer momento, y no dispersarse en miles de sensaciones y experiencias. En la página 100, no me había hecho con los personajes, los confundía, me eran distantes. Y eso es grave.
   A la tercera vez que miré cuántas me faltaban (son 500), lo dejé. Yo leo para disfrutar, no por obligación. Lo siento por su autora Betty Smith, una escritora de posguerra recuperada para la ocasión.

BLANCA COMO LA NIEVE, ROJA COMO LA SANGRE, Alessandro D'Avenia



   La literatura juvenil abunda. Libros especialemente escritos para adolescentes. Los adultos (que leemos muy poco en general) estamos muy preocupados por los hábitos de lectura de las jóvenes generaciones. Qué quieren que les diga. Mucho marketing, y pocas nueces...
   Con todo. es difícil, pero de vez en cuando te topas con una perlita. Este título tan largo trata de un chico de un instituto italiano que se enamora perdidamente de una chica de la otra clase. ¿Original? No mucho, la verad. Pero el autor, Alesandro D'Avernia, un joven profesor de letras del país trasalpino, lo cocina todo de tal manera, que el producto sale original, poético, trágico y divertido a la vez, profundo y espontáneo al mismo tiempo, y sobre todo, creíble, auténtico, de carne y hueso.
   ¿Cómo consigue el milagro? Dejo que lo descubran ustedes. Al cerrar la última página dan ganas de aplaudir. De veras. No es de extrañar que, en Italia, desde Susana Tamaro, no se haya asistido a un fenómeno editorial parecido.