miércoles, 10 de julio de 2019

DONES DEL OTOÑO, Juan Ángel Castaño

  Es posible que Juan Ángel Castaño haya estado una temporada un poco ausente, pero eso no ha hecho más que alimentar el personaje impredecible, volátil (casi diría, mítico), que tiene entre la farándula ilicitana. 
    Ausente, pero no dormido. En perenne conversación con los maestros, mientras va de un lado a otro de la ciudad con ese caminar nervioso del que ya llega impuntual a la próxima cita.
   Pero la literatura no sabe de relojes. En Dones del otoño nos presenta una poética coloquial, dialógica, provista de un humor muy suyo, muy de Juan Ángel.  Poesía lúdica, que juega con los temas, con los motivos, con las palabras. Juan Ángel sabe que el amor es ilógico. Por eso, su modo de razonar se mueve en un plano distinto al del común de los mortales. Por eso, su lectura es atractiva, porque nunca sabes por donde va a salirte. Al final reconoces que, detrás de esa aparente anarquía, hay mucha sabiduría. Si queréis, sabiduría de perdedor, pero esa es la que siempre gana al final de la película (o no). 
   Además, apunto esa comunión que tiene con la literatura está en todo el libro, condensado en el poema Elige.
   Por último, me encanta ver en un libro reciente varios  sonetos y además al estilo clásico. Eso también es un homenaje a la literatura. 

lunes, 8 de julio de 2019

HISTORIA DE UNA MENTIRA, de Francisco Gómez

   
  Francisco Gómez publica su primera novela. Los que hemos esperado este pequeño acontecimiento, y hemos leído sus crónicas de la City y sus relatos breves, sentíamos verdadera curiosidad por ver en qué paraba esa aventura. 
   Lo primero que me ha sorprendido es que se meta dentro de la piel de una mujer (Laura, la protagonista). Audacia solo a la altura de nuestro Paco. Además, es que ... ¡le sale bien! 
   Pero ¿quién es de verdad el verdadero protagonista?. Tú mismo lo dices bien claro en boca de Carles Pujol ("El único tema es uno mismo"), o de Unamuno (los personajes de sus nivolas, según decía, eran variantes de sí mismo). Aquí, Francisco, el verdadero protagonista eres tú. 
   Y ¿cuál es el tema principal, de que nos hablas al fin y al cabo. También lo tengo claro, y entiendo ahora más que nunca tu admiración y amistad con Luis Landero. Juegos de la edad tardía no tarda en aparecer en tu novela. El tema principal, a mi parecer, de Historia de una mentira no es más que el gran dilema Literatura versus Vida. Esa tensión que recorre toda la vida de Laura, esa dicotomía tremenda, ese filo de la navaja por donde deambulamos como podemos todos los afectados por el virus de la lectura. Es el dilema de Faroni, el dilema de Alonso Quijano, el dilema de Bastian. El dilema mío. Y el dilema tuyo, Paco. Nos hablas de Laura, pero en realidad nos hablas de ti, de todos nosotros en realidad.
   Por eso, esta novela es un homenaje a tantos grandes autores (de los que, snif, solo podemos un 0,3 %), pero también un homenaje a los regalos de la vida, a la existencia que está llena de manzanas podridas pero también de amaneceres únicos. Y la única solución es la simbiosis perfecta, el equilibrio que hace que la literatura nos aboque a la vida, y la vida a la literatura. Actitud personificada en el personaje de Pedro y su evolución (recordamos que Sancho Panza también se quijotiza).
   Pero, para Francisco, disfrutar de la vida, no es un mero sentir placer y estar a gusto, sino que el gozo de la existencia tiene de algún manera una dimensión trascendente, necesita una gran Hacedor, que aporte un sentido, una misión, a la existencia. 
  Paco, has salido airoso de esta tu primera novela, has tocado temas de calado, y me has hecho sacar el lápiz con frecuencia (por ejemplo para subrayar el nombre de Carles Pujol y su Cuaderno de lecturas como referencia clara). 
   Por todo ello, los que te queremos te damos las gracias y te pedimos que no dejes de escribir, es decir, que no dejes de ser tú mismo.

viernes, 5 de julio de 2019

NATURALMENTE, AMARTE, de Juan C. Lozano


   Colección Lunara de Poesía nos regala dos nuevas plaquetttes. Por lo que voy viendo, plaquettes es sinónimo de pequeña extensión y gran densidad poética. Mucho bueno en poco espacio. Buen camino.
 Comento ahora "Naturalmente, amarte". Podéis encontrar un sustancioso análisis de este poemario en www.frutosdeltiempo.wordpress.com  a cargo de Javier Puig. Yo me limitaré a un par de reflexiones. 
  Primera reflexión. Los filósofos personalistas distinguen entre mirar y contemplar. Mirar es recabar información de lo que vemos, es una forma de poseer, de identificar y archivar en nuestra memoria un paisaje, una persona, una canción. Contemplar consiste en lo contrario: dejar que ese paisaje, esa persona o esa canción nos invadan, nos posean. Llenarnos de espacios, de personas, de mundo. Ahí radica la inversión de perspectiva (que, en realidad, es una inversión de valores) del poeta. Juan contempla paseando por el Chiado, en la cama de un hospital, en una perdida habitación de una perdida calle de Londres, y en esos lugares que ocupamos en el mundo (I y II): la familia, los mayores. Sin quererlo, Juan nos enseña cómo educar la mirada, nos muestra cómo agachar el espíritu para escuchar ese casi imperceptible ruido de fondo que emite el pequeño el entorno que nos rodea a diario, allí donde el amor se encuentra con la vida en dramática batalla, que nunca dará por perdida. 
   Segunda reflexión. Las referencias, literarias, artísticas, musicales, etc., no son meras erudiciones incrustadas en sus versos. Juan permanece en diálogo permanente con ese bagaje cultural que sus muchas lecturas le han propiciado. Su experiencia cotidiana queda enriquecida y de algún modo transfigurada por esas referencias de un modo natural y sencillo, sin afectación alguna.
   Últimamente, suelo poner negro sobre blanco en este blog algunos de esos versos que enmarcas en lápiz porque sabes que vas a volver ellos algún día. Hay un poema dedicado a un ser querido con alzheimer, al que dedica estos versos finales: ...te duermes / cogiéndome la mano / como si quisieras /encontrar / el camino de vuelta. Solo un contemplador puede convertir el tacto en un milagro que todo lo salva. 
   No tardes en publicar, Juan: te seguiremos leyendo.