domingo, 4 de agosto de 2024

LA PENUMBRA DE MIRANDA, José Antonio Corrales Ponce de León

 





   José Antonio Corrales, inspector de policía en Elche y director del programa de radio Dossier Crimen dedicado al género negro, vuelve a la carga con un relato pleno de emoción y de suspense. Después de sus exitosas y premiadas Robar, matar y destruir, Barrios de sangre y La ceguera del murciélago, ofrece al público una nueva entrega del detective privado Ariel Gil y de su fiel subalterno Rómulo Noguerón, tándem que ya había sido protagonista en Barrios de sangre, y que va camino de hacerse inmortal.  

   Pero, en esta ocasión, el autor da un triple salto mortal y sitúa la mayor parte de la trama en la República Dominicana. Allí, el infatigable detective tiene que dar con el paradero de Marcos Marzá, último vástago de una familia catalana adinerada, sin sospechar que va directo hacia una trampa mortal. 

   Entre las muchas virtudes de esta obra no es la menor la de sostener el suspense a lo largo de sus 350 páginas. Conforme la trama más se va embrollando, más el lector se siente atrapado, y llega un momento en el que no puede desentenderse de lo que ocurre. Siempre hay una esquina esperando. 

   Pero las novelas de Corrales no son relatos policiacos al uso, que solo buscan resolver un crimen. El autor no se conforma con cualquier producto. La penumbra de Miranda es una muy buena obra literaria tanto por las imágenes que escoge, como por la sabia cadencia que imprime a la acción, las inteligentes conversaciones y, en fin, por la maestría con que describe las situaciones y los paisajes (una mansión, un río, un resort de lujo). Da la impresión de que pinta con las palabras. Y todo ello, en primera persona, lo cual tiene aún más mérito. 

   Además, se preocupa de que los protagonistas sean personas de carne y hueso. Ariel se distingue por su valentía y honradez, pero también por sus miedos, sus dudas y un pasado no muy lejano que le persigue (el alcohol, fracaso matrimonial...). Rómulo, por su parte, es el contrapunto necesario y, en mi opinión, personaje fundamental para que la novela funcione, ya que aporta ese matiz de frescura y de espontaneidad que necesitan estos relatos llenos de situaciones límite, a veces duras. 

   Por último, no se olvida el autor de encuadrar todo en un fondo de pantalla social, al describir y denunciar la malvada trata de blancas, las injustas situaciones de muchos temporeros y, en general, las desgarradoras  diferencias sociales  y la corrupción institucional que se suelen dar en esas partes del planeta. 

   En fin, una novela que lo tiene todo, y que ha vuelto a ser un éxito en ventas, cosa que permite a José Antonio Corrales Ponce de León hacerse un hueco bastante holgado en el panorama de la novela negra nacional. Y lo mejor es que esta entrega no va a ser la última. Lo más probable es que, más pronto que tarde, volvamos a ver a Ariel Gil y a Rómulo Noguerón en acción. ¡Una suerte para todos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario