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Nací en Palencia en 1960. Ejerzo la docencia en un Instituto de Elche como profesor de Historia del Arte e Historia Contemporánea. He escrito algunos libros y me gusta leer. Participo en diversas actividades literarias. No soy un crítico: lo que pongo aquí son algunas impresiones muy breves sobre lo que leo. No pretendo más. Gracias por visitarme.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

LA PROFESORA DE HISTORIA, Marie Castille

  


 Una profesora de secundaria de una barriada parisina intenta involucrar a una clase especialmente conflictiva en un proyecto sobre los niños y los adolescentes en los campos de concentración nazis. El objetivo es presentar el trabajo a un concurso de ámbito nacional.

   No es fácil hacer una película sobre este tema tan manido: alumnos rebeldes salvados por profesor dinámico y redentor. La película pasa con nota, a mi parecer. En primer lugar, porque la docente es creíble, no es impecable, falla. En segundo lugar, porque las interpretaciones de los alumnos (igual que ocurrió con le película “La clase”), es magistral, a pesar de ser no profesionales, o quizá por eso.

   Pero no me parece una gran película, sino una cinta para ver en clase y plantearse una serie de reflexiones. Sobre todo, la capacidad transformativa que ha de tener la educación. Un alumno tiene que ser alguien distinto el último día de clase con respecto al primero: no solo una persona con más conocimientos, sino una persona mejor: más tolerante, más abierta, más implicada en los problemas del entorno, más sensible a las injusticias, más colaborativa. Y esa transformación se ve en la película. Ya sabemos que lo pasa ahí está un poco idealizado, que la realidad va por otro camino. Pero vivimos de ideales, y este tipo de relatos pueden dar ideas tanto a los profesores como a los propios alumnos. Yo, que me he dedico a ser profesor de Historia, me he visto interpelado y me ha servido para reflexionar sobre mi propia tarea. Si logra eso esta película, ya ha logrado mucho.

   Como contrapunto, dos aspectos que me han gustado menos y que tocan al planteamiento de fondo. La película se contagia del laicismo radical instalado en Francia como parte de su ser nación. La religión se ve como algo siempre sospechoso, o simplemente no se ve. A mí me parece que la religión es algo necesario si queremos vivir esos valores tan importantes. “Usted tiene un velo en la mente”, se dice al principio de la película. Por otra parte, la profesora logra emocionar a unos alumnos conflictivos y desmotivados, y que se impliquen al denunciar las injusticias, pero si no se tiene una visión más general y más amplia de la Historia es posible que ese juicio esté desenfocado. Se puede estar emocionado y equivocado al mismo tiempo. La verdad no sólo reside en no contar cosas falsas, sino en contarlo todo. No queda claro si lo alumnos saben lo que es el Gulag, qué pasó en Armenia, por qué se murieron de hambre en Ucrania, quién Pol pot, o, por no irse del país, qué les pasó a los campesinos de la Vendée.

   Con todo, me parece, ya digo, una película muy válida, que puede dar lugar a esta y múltiples debates.

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