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Nací en Palencia en 1960. Ejerzo la docencia en un Instituto de Elche como profesor de Historia del Arte e Historia Contemporánea. He escrito algunos libros y me gusta leer. Participo en diversas actividades literarias. No soy un crítico: lo que pongo aquí son algunas impresiones muy breves sobre lo que leo. No pretendo más. Gracias por visitarme.

martes, 15 de julio de 2014

SIN LUGAR SEGURO, José Luis Zerón Huguet

   El poeta oriolano José Luis Zerón Huguet posee una larga trayectoria lírica. En esta última obra deja muestras de su maestría, al lanzar al universo del siglo XXI un grito de dolor, casi de espanto, una mirada nada complaciente sobre el laberinto en donde alguien nos ha arrojado para cumplir nuestra breve e inquietante existencia.
   A veces, me han recordado estos versos ese magnífico relato de Cormac Mcarthy titulado "La carretera", correctamente llevado a la pantalla. Parece el nuestro un mundo donde acaba de caer una bomba atómica moral, nuestro habitáculo se ha convertido en un barrio de Hirosima el seis de agosto de 1945.
   José Luis golpea nuestra conciencia con versos hondos, largos, casi oceánicos, que nos surcan y nos interpelan. Es difícil permanecer indiferentes. Con poderosas imágenes que buscan zarandearnos como a un muñeco de trapo, uno no sabe si es más bella la anchísima connotación de lo que escribe o el mismo continente hiriente. Duro es lo que dice, pero duro como una verdad de la que es difícil zafarse. Debieron tener razón los clásicos cuando afirmaron que el Verum y el Pulchrum eran la misma cosa.
   Es difícil seleccionar algún poema que me haya gustado más, ya que el poemario en su conjunto posee unidad inconsútil (Unum, otro de lo universales clásicos). Pero, si he de quedarme con alguno, me ha impresionado el dedicado al hijo pródigo, que no encuentra ni padre ni casa ni nadie. ¿Ha perdido el hombre de hoy hasta un padre que le cubra de besos cuando no le queda nada? ¿una casa, una cama donde caerse muerto o vivo?
   Con todo, en esta oscuridad de túnel, debe aparecer un rayo por alguna parte. Por ello, me quedo también con el poema en el que comienza amaneciendo. El poeta habla "en los rincones de la luz". Por que, al final, un poeta construye y, aunque mortecina y engañosa, su verso semeja esa pequeña llama que lucha contra el viento.
   Gracias, José Luis, por este dramático poemario donde invitas a una sincera reflexión sobre nuestra condición y existencia, teniendo como única  arma tu sapientísima palabra .

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