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Nací en Palencia en 1960. Ejerzo la docencia en un Instituto de Elche como profesor de Historia del Arte e Historia Contemporánea. He escrito algunos libros y me gusta leer. Participo en diversas actividades literarias. No soy un crítico: lo que pongo aquí son algunas impresiones muy breves sobre lo que leo. No pretendo más. Gracias por visitarme.

sábado, 27 de octubre de 2018

ALMAS MUERTAS, Nicolás Gogol


   Nicolás Gogol es uno de los padres de la literatura rusa del siglo de oro, que para Rusia es el XIX. Se creía portador de una misión. Dios le había hecho escritor para denunciar los males de la sociedad rusa de su tiempo, y ayudar a ese pueblo a salir de esa situación. Almas muertas correspondería a la primera fase: la descripción de una sociedad que vive en la inmoralidad, que hace del enriquecimiento su objetivo sin preocuparse de las personas, ni disfrutar en el fondo de la naturaleza, ni del entorno familiar, ni del verdadero amor al trabajo (uno de los pasajes más bellos está dedicado precisamente a este último aspecto).
   Chíchikov, el protagonista, busca enriquecerse comprando, a muy bajo precio, siervos que hubieran fallecido sin tener registrada la defunción. Así podía presentarse como un hombre que poseía cientos de almas (las propiedades en Rusia no se contaban por hectáreas sino por almas, es decir, por los siervos que cada señor poseía), y ser considerado y recibir ayudas e influencias. En realidad, las almas muertas son esos corruptos, la gente materialista que solo quiere dinero y prestigio a toda costa.
   Almas muertas es una obra inacabada, ya que Gogol, en  un momento de desesperación, rompió los últimos capítulos, abandonó la literatura, y murió de desesperación a los pocos meses. Pero eso no es óbice para considerar esta obra como un gran monumento, junto con Taras Bulba, de la literatura rusa, y a su autor, una de las más altas referencias de la literatura universal.


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