Francisco Gómez publica en Frutos del tiempo su último libro. Se divide en tres partes: relatos breves, reseñas sobre la actividad “Cada Cual” ( unos encuentros con autores contemporáneos” organizada por el Instituto de Cultura Gil-Albert en Alicante), y una serie de pequeños apuntes sobre la vida cultural ilicitana, amigos, escritores de “la City”, siempre con su punto de humor y su ironía.
Las reseñas sobre las
conferencias-coloquio alicantinas me han producido, sobre todo, envidia sana:
¿por qué a Elche no viene nadie? Me consuelan estas consideraciones de Francisco
sobre cada escritor, que he subrayado con avidez, intentando sacar jugo a lo
que dicen esos autores con lo que tanto he disfrutado: Landero, Cercas,
Caballero Bonald, Vargas Llosa, Lorenzo Silva.
Por su parte, los apuntes
ilicitanos incluidos en el libro tienen para nosotros el sabor de la cercanía. Elche
es un mundo por sí sólo, un universo que solo entienden los que orbitan en él.
Me han gustado mucho los relatos
breves. El señor Gómez se está doctorando en este tipo de tareas. Me gusta su prosa
espontánea, coloquial y cuidada al mismo tiempo, su guion muy bien pensado en
el que te da cuenta de una vida en cinco páginas. El protagonista suele ser un
hombre arrojado a la existencia que trata de sobrevivir y que, al final,
encuentra su tabla de salvación en la vida cotidiana, sencilla, familiar, llena
de pequeños acontecimientos que tiene delante. Un ejemplo es el relato Hikikomori,
que aborda en toda su profundidad el tema de la comunicación, y que contaré (si
el autor me da permiso) a mis alumnos en clase. Pero no todos acaban así: algunos
optan por el escapismo (Desvío). Con lo que el autor deja artas todas las
posibles puertas a esta situación de disolvente individualismo que la sociedad
padece (y que en el año 2.250 puede acabar como se describe en el libro).
En resumen, Francisco, has
escrito un libro de gran riqueza, con muchos registros y muy cuidado en su
forma y en su fondo. Conociéndote, seguro que seguirá la fiesta.