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Nací en Palencia en 1960. Ejerzo la docencia en un Instituto de Elche como profesor de Historia del Arte e Historia Contemporánea. He escrito algunos libros y me gusta leer. Participo en diversas actividades literarias. No soy un crítico: lo que pongo aquí son algunas impresiones muy breves sobre lo que leo. No pretendo más. Gracias por visitarme.

sábado, 8 de octubre de 2022

LAS RAZONES DEL HOMBRE DELGADO, Rafael Soler

 




   Agradezco a Rafael que me obsequiara con este poemario con motivo de una lectura en la sala Icoedro House de Elche.

  La muerte, tema recurrente, inevitable diría yo. La muerte es parte de la vida y hay que enfrentarse a ella. Nuestra condición mortal está aquí, siempre con nosotros: no la podemos distraer

  En mi opinión, en todo el libro revolotea una pregunta: "¿cómo acomodarse ante el hecho insoslayable de que vamos a morir?" Para ello, el poeta toma distancia, se aleja del muro, procura templarse y despojarse de todo, incluso del cuerpo que ocupa. Para enfrentarse a este poemario, hay que ir despacio, respirando al poco, y con una dosis de sinceridad y de valentía casi sobrenatural. 

   Porque Soler no te va a ahorrar nada: te va a describir en tu decadencia física, en tu decrepitud y en tu tumba. ¡Qué maestría supone utilizar el usted para subrayar esa distancia! Consigue así esa objetividad no manchada por la  complacencia afectiva del tú. Soler no busca ser cercano. En realidad, no busca nada: describe y reflexiona. Este libro es mera disolución, puro desenlace. Pero un desenlace tan irónico y sorprendente, que la carga parece más liviana. 

  Todo ello en la forma de un estilo directo, limpio, sin el estorbo de puntuaciones ni preposiciones que se dan por supuestas. Desgrana afirmaciones en principio inconexas, pero que encajan milagrosamente al final de cada poema. Conforme iba pasando páginas, su manera de escribir me recordaba al goteo insistente de la poética de Antonio Gamoneda. Al terminar el libro, descubrí con fruición que, precisamente, es el poeta leonés uno de los que elogia este poemario, lo cual es suficiente garantía, por si no la tuviera por sí solo. 

   Rafael Soler, con la soltura, agudeza y profundidad que le caracterizan (recomiendo Leer después de quemar, también comentado en este blog), nos invita a pisar el umbral definitivo. Vale la pena seguir su invitación, asomarse siquiera al dies irae, para así levantar acta insoslayable de nuestra condición caduca, limitada, prescindible, pero no por ello - o quizá gracias a ello- menos digna. 

   De eso va todo, sabernos vulnerables y de paso, nos avisa el autor en los prolegómenos del libro. Yo me acordaba de mi paisano Jorge Manrique y sus famosos ríos que van a dar a la mar. ¡Mira que ya lo nos lo avisó hace unos cuantos siglos, y todavía no nos hemos enterado!

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