Ya que comienza el verano, y que uno tiene un poco más de tiempo, nos hemos: ¡venga un clásico! Pues... Hesíodo. He obviado la Teogonía, y ha caído en mis manos este regalo del solsticio.
Los trabajos y los días es una obra breve y deliciosa. Hesíodo está muy preocupado por Perses, que es un bala perdida, y comienza a darle consejos.
Los consejos son muy prácticos. Tiene que ser buen chico, no ser pendenciero, ser discreto, trabajador y veraz. "Oh, insensantísimo Perses", repite uno y otra vez.
La última parte le aconseja sobre los trabajos agrícolas. Que si tiene que sembrar en tal fecha, que no se le ocurra matar al ternero antes de tiempo. También le conmina a que no pase de largo de las supersticiones de la época. La más divertida: no debe orina mirando al sol.
Justo después de Homero (dice que compitieron), aquí tenemos un autor cuyos héroes no son Ulises y Aquiles, sino el campesino de Beocia trabajador, honrado, fiel a su mujer y cumplidor en todo momento. Es decir, los verdaderos preferidos de los dioses son estos héroes anónimos, y no los relumbrantes de la Iliada y la Odisea, porque con su trabajo oscuro están sacando adelante la sociedad de su tiempo. Toda una declaración de intenciones
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