He podido leer este libro de Olaizola sobre Juana la Loca, uno de los personajes más controvertidos y estudiados de nuestro pasado, tanto por su personalidad como por la época en la que le tocó vivir.
Olaizola sabe hacer del relato de una vida tan compleja una cosa amena y fácil de leer, a la vez que muestras simpatía por la que fue reina sin reinar. Con un estilo muy asequible, relata los principales hechos de su vida y el origen de su locura, aunque matiza muchos de los tópicos que se han difundido, como el de que acompañó al féretro de su marido toda su vida, y otros.
Ante todo, salva la integridad y la honradez de Juana, como su sincera devoción católica, claramente inculcada por su madre, la gran Isabel I de Castilla.
La verdad es que Juana pasó una triste segunda parte de su vida, recluida en el monasterio de Tordesillas y perfectamente controlada por su hijo, Carlos V que, sin embargo, reconoció durante todo su reinado a Juana como reina.
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