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Nací en Palencia en 1960. Ejerzo la docencia en un Instituto de Elche como profesor de Historia del Arte e Historia Contemporánea. He escrito algunos libros y me gusta leer. Participo en diversas actividades literarias. Con este blog, pretendo simplemente dejar constancia de todo libro que cae en mis manos, con el deseo de que me sirva para reflexionar sobre lo leído y poder así compartir mis impresiones. Muchas gracias.

miércoles, 26 de febrero de 2025

La trilogía de Nueva York (I. La ciudad de cristal), de Paul Auster

 



   Una buena mañana ilicitana, alrededor de un café, mi amigo y novelista Juanjo Rastrollo, me comentó que una de sus fuentes de inspiración era Paul Auster. Algo me sonaba (los exitosos guiones de Smoke y Blue in the face), pero yo no había leído nada. Sabía que el americano era un autor de culto y que merecía la pena. Me recomendó la Trilogía de Nueva York, y a por ella me fui. Por ahora, he leído la primera entrega, que paso a comentar.     

   La trama de Ciudad de cristal -que así se titula- se inicia con un hecho que le sucedió realmente al autor: una llamada errada en mitad de la noche de alguien que pregunta por un detective llamado Paul Auster. Daniel Quinn (un escritor de novela negra fracasado), es el que descuelga el teléfono y al cabo afirma -sorprendiéndose incluso a sí mismo- ser la persona buscada. Le encargan un caso bastante escabroso y se dispone a investigarlo: es la forma de pasar de la literatura a la realidad.   

   Pero hete aquí que, en lugar de una aventura detectivesca al uso, nos encontramos con una novela de corte existencial, donde el protagonista se involucra de tal manera en la investigación del caso encargado que inicia un viaje iniciático por las calles de Nueva York en busca de su propia identidad y del sentido de su vida. 

   Para ello, se inspira en nuestro Don Quijote que espera vencer a los molinos y se estrella con la realidad. Buscar nuestro sentido supone la locura, nos viene a transmitir. 

      La ciudad de cristal es una novela de culto, entre filosófica y policial,  que ha supuesto una novedad influyente en el panorama de la novela negra actual. 

 Realmente, Quinn es un Quijote neoyorquino, es decir, un personaje universal que está presente en toda la literatura. Su atemporalidad es lo que hace tan importante esta trilogía y el mismo Paul Auster. Su aportación a la literatura es única. 

domingo, 16 de febrero de 2025

EN DEFENSA DE LA LUZ, Carlos Javier Cebrián


 

   Acabo de terminar el último poemario de nuestro gran amigo Carlos Javier Cebrián

  Fue presentado en Elche por Javier Baeza, con la inestimable aportación de la música de Lucas Segarra, Matuska Project y Señor Loboque lograron facilitar el kairós necesario para disfrutar cada poema. Yo me lo pasé bien, y es que Javi Cebrián -lo sabemos- es un caja de sorpresas. Nunca sabes por dónde te va a salir. Toda su poética tiene el don del desafío, de la desnuda aventura en que consiste sobrevivir. 

   Ahora se nos ha vuelto luminoso, celebrativo. A mí no me sorprende: siempre he sospechado que el existencialismo de Cebrián guarda una enorme carga de luz. Si por algo destaca, es por su absoluta honestidad. Es un poeta profundamente antirretórico. Cuenta lo que siente, lo que ve. La manera que tiene de seguir existiendo. Si no es así, no hubiera escrito Celebración del milagro y Vida de poeta (para mí, los mejores poemarios... hasta este). 

   Vayamos a sus versos. Una vez que ha pasado página (el amante que fue ya no está en sus poemas), el poeta nos revela que en realidad él no quería nacer (o sea, que le han nacido sin permiso). A pesar de ello, ya que está en este mundo, no le queda otra que aspirar a la claridad. Y ahí comienza su defensa a capa y espada de la luz. Pero la luz se halla en ese horizonte que Kant nunca lograba alcanzar del todo. O en esa piedra que el Sísifo de Camus nunca lograba hacer suya. La búsqueda de la luz, de la felicidad en suma, se convierte para el poeta en su  más apacible condena. No tiene más remedio que caminar hacia hacia la llamarada, hacia todo lo que nos hace arder. Es más, el mismo poeta nos aporta las líneas maestras para escrudiñar una posible solución. Todo es hermoso -nos dice-basta con saberlo interpretarNo nos engañemos, la de Cebrián es una poética que, a pesar de su aparente cinismo, guarda muchos quilates de sabiduría, reflexión y experiencia de la vida. 

   Cosme de Médicis repetía a sus adeptos aquella máxima horaciana: el que decida ser feliz, pues que lo sea. Cebrián no se queda atrás y cierra el telón del poemario con un verdadero reto: Despierta, asume el riesgo de ser feliz, o al menos de intentarlo. No se hable más. 

   Y esto es lo que hay, amigos. En efecto, no se hable más. ¿Permanecerá callado nuestro Carlos Javier Cebrián? -No creo, no creo. ¿Qué sería Elche sin él?