Ahmed Dhemir, un ciudadano turco, contrata los servicios del detective privado Ariel Gil con el fin de que investigue la desaparición de su hija Trinidad. Esto llevará al detective y a su acompañante, el inefable Rómulo, a meterse de lleno en el epicentro de la miseria, la droga y la delincuencia, atrapados en un laberinto del que no saben cómo saldrán.
José Antonio Corrales (Elche, 1965) se está revelando como uno de los escritores con más talento en la novela negra de los últimos años. Sus inicios fueron prometedores. Interesó con un primer conjunto de narraciones (Te cambio mi vida, ediciones Frutos del tiempo, 2019). Impactó con el relato de un terrible suceso en su ciudad, Elche (Robar, matar y destruir, Ápeiron ediciones, 2020, con el que ganó el IV Concurso de Novela Negra A Sangre Fría). Y, ahora, en Barrios de sangre (editorial Distrito 93, 2021) crea un personaje –el detective Ariel Gil– que perdurará en futuras secuelas. Corrales ha recibido ya el reconocimiento de la crítica y de los jurados, y esta última novela está siendo un verdadero éxito en ventas ¿Cuál es su secreto? En primer lugar, sabe donde pisa. No en vano, es inspector de policía, y habla de lo que ha vivido. En segundo lugar, su prosa fluida, su vocabulario preciso y su lograda descripción de las situaciones y del entorno, hacen de él un excelente literato. En tercer lugar, su muy cuidada trama, que va soltando el hilo de los descubrimientos, consigue que el lector quede enganchado hasta una solución final, donde la acción y la emoción se unen y se intensifican.
Pero Barrios de sangre no responde solamente a una novela meramente policiaca que trata de resolver un crimen. Los personajes que aparecen tienen pasiones, miedos, esperanzas, y un pasado a veces problemático. El autor se preocupa de crear una historia humana, con personas de carne hueso con las que nos podamos sentir identificados. Y todo ello, en un epicentro (los barrios marginales de la Yerba y La Hueva) lleno de desolación, muerte, traiciones, venganzas y vidas sonámbulas. Almas enganchadas a tradiciones atávicas, encadenadas a leyes no escritas, sin educación, cebo fácil del infame comercio de la droga, que cae sobre ellos como una losa. La cara más descarnada y cruel de la marginación.
Como se ve, una novela dura pero que encantará a los que gozan con la buena literatura y a los que quieren enfrentarse a realidades que, aunque no queramos reconocerlo, tenemos más cerca de lo que creemos. El autor promete más entregas con más historias del detective Ariel Gil y su fiel Rómulo. ¡Bienvenidas sean!
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