Me he acercado a este ensayo, en primer lugar, por que conocí al autor el verano pasado en Viena, y pude mantener con él más de una conversación. En segundo lugar, porque me interesaba reflexionar sobre algunos personajes de esa época poco conocidos por mí.
Este ensayo no reduce el Siglo de Oro español a los literatos: también aparecen en la nómina filósofos, juristas, profesores... En mi opinión, todo un acierto. Y es que el Siglo de Oro fue mucho más que un conjunto de personas que escribían bien. A mí, en particular, me ha servido para entender mucho mejor la importancia de la Escuela de Salamanca como inicio de una reflexión sobre el ser humano, sus derechos y su dignidad, por el solo hecho de ser hijos de Dios. Esa visión cristiana tan positiva es la que en el fondo es la que ha permitido la emergencia de las sociedades modernas desarolladas (con su luces y sus sombras), de tal manera que se podría decir que los frutos del Siglo de Oro español rompen las fronteras físicas y temporales: son universales y llegan hasta nuestros días.
Me parece que este podría ser unos de los mensajes que quiere transmitir el autor con este ameno ensayo donde realiza una certera radiografía sobre las voces más sonoras de aquella brillante etapa de nuestra Historia.