A pesar de la etiqueta "relatos", hablamos aquí de una obra de teatro. Leyendo a Chejov, me encontré con Tío Vania y con El jardín de los cerezos. Esta que comento además, la vi, por tve a la carta. Me impactó.
Una familia acomodada venida a manos tiene que desprenderse de su casa señorial de campo, la cual entre otras cosas goza de una preciosa vista a un jardín de cerezos. Los miembros de esa familia se engañan a sí mismos diciendo que no es verdad y que todo se arreglará por el aval de un tía, pero al final se topan con la realidad.
Chejov relata perfectamente lo que es estar fuera de la realidad de las cosas, y resalta el sentimiento que produce la añoranza por lo perdido. Al final, se van de la casa, despidiéndose de cada rincón de la infancia y de las espléndidas vistas. Lo último que se oye es el sonido de un hacha dando buena cuenta de los cerezos, ya que el nuevo propietario (que había sido siervo de esa familia hace años) quiere levantar ahí una especie de urbanización veraniega.
La frivolidad, al autoengaño, la nostalgia y el ocaso de los mejores días magistralmente retratados por Chejov.
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