Una adinerada familia norteamericana compra un castillo inglés de pasado tenebroso. Un antiguo dueño del castillo, Simón Canterville, que había asesinado a su mujer, vagaba como fantasma en pena por el castillo. El conflicto entre el materialismo de los nuevos inquilinos y el espíritu idealista del fantasma provoca conflictos.
Wilde pone en contraposición el espíritu práctico de los norteamericanos versus el más idealista de los ingleses, instalados en un cierto romanticismo en una sociedad que iba a dar un vuelco impresionante. Por ello, se identifica con el pobre fantasma al que nadie comprende, y menos esa familia frívola y los terribles gemelos. Ni a los fantasmas se les tiene respeto. Critica al racionalismo que no se asombra por nada, y que todo lo que tiene que valorar con el método científico. En realidad, una lucha entre un romanticismo en decadencia y un realismo pujante.
Un relato muy interesante y divertido. Un clásico en toda regla.
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