De casualidad, y por medio de Alejandro, un inquieto lector de 16 años, he dado en Internet con este… regalo de navidad. Tolkien tuvo cuatro hijos. En 1920, John, el primogénito, le preguntó con tres añitos quién era ese Papa Noel. El genial padre leresondió a su más puro estilo: John recibió una carta directa de Papá Noel con mano temblorosa desde el Polo Norte.
La tradición se consolidó y todas las
navidades, los pequeños Tolkien fueron recibiendo su carta de papa Noel desde
el Polo Norte. La costumbre temina en 1943, año en que la benjamina, Priscilla,
deja de ser ya una niña. En total, por tanto, son 23 maravillosas cartas, en
donde papa Noel da cuenta a sus beneficiarios de sus alegrías, disgustos,
dificultades y aventuras de todo tipo para que los regalos de todos los niños
estén preparados para nochebuena.
Claro que Papa Noel
no está solo. Por ahí pasan su ayudante, el Oso Polar, los sobrinos oseznos, Ibereth,
el elfo secretario, y muchos trasgos malos y caprichosos. Es decir el mundo
tolkeniano puesto al servicio de sus hijos y de todos los niños que quieran
disfrutar de su lectura. Una auténtica delicia, en definitiva.
La últimas cartas, a
partir de 1939, son particularmente interesantes, porque revelan las dificultades
máximas que tiene Papa Noel para llevar regalos a tantos niños desamparados en
Inglaterra. La guerra mundial en el trasfondo, y un esfuerzo de Tolkien por
suavizar los horrores del conflicto a sus hijos.
Estas cartas no
están publicadas, pero se pueden conseguir por Internet. Ya digo, Tolkien en
estado puro, y una buena oportunidad para revitalizar nuestro espíritu navideño,
sacando muy de dentro el niño que cada uno somos.