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Nací en Palencia en 1960. Ejerzo la docencia en un Instituto de Elche como profesor de Historia del Arte e Historia Contemporánea. He escrito algunos libros y me gusta leer. Participo en diversas actividades literarias. Con este blog, pretendo simplemente dejar constancia de todo libro que cae en mis manos, con el deseo de que me sirva para reflexionar sobre lo leído y poder así compartir mis impresiones. Muchas gracias.

lunes, 30 de diciembre de 2024

CRÓNICA DE UN DESORDEN, Juan José Rastrollo


 



   Pablo Soler es un licenciado en Filología y escritor que consigue un puesto en un colegio como bibliotecario, cuando está atravesando un momento delicado: acaba de ser abandonado por su novia y se encuentra totalmente descentrado. 

   La directora le encomienda la misión de catalogar todos los libros y ordenar la caótica biblioteca del colegio de una forma seria y profesional. Pablo acepta el reto, esperando que le sirva como ejercicio catártico para reflexionar y centrarse, pero muy pronto va a comprobar que es mucho más sencillo ordenar toda una biblioteca que ordenar la propia vida.

   Juan  José Rastrollo (doctor en Humanidades, licenciado en Filología Hispánica y profesor de Lengua y Literatura en la Universidad de Alicante y en la Enseñanza Secundaria) pone toda su preparación y todo su bagaje literario al servicio de un relato original y profundo, donde toca las interioridades del ser humano y reflexiona a la vez sobre el sentido de la creación literaria en parangón con la vida misma. 

   Luis Landero creó el personaje del escritor antihéroe en su emblemática Juegos de la edad tardía. Desde entonces, no son pocos los que se han acercado a la figura del escritor fracasado. Pero en esta novela, el fracaso literario coincide con el fracaso personal. O quizá sean parte del mismo fracaso. Pablo es una persona buena y sensible, pero que no tiene solucionado su  planteamiento vital. Lo que le ocurre -en mi opinión- no es que sea bueno o malo, sino simplemente que no sabe quién es. Como muy bien apunta Javier Puig en la introducción, Pablo tiene miedo a decidir, y busca experimentar, se convierte en un ser iniciático, sin rumbo, manipulable. No sabe qué hacer con su libertad, lo que es un signo claro de inmadurez (con su agudeza habitual, Chesterton advierte que actuar libremente implica al mismo tiempo experimentar limitaciones). De hecho, pretende ordenar una entera habitación con cientos de libros, cuando su vida entera es un desorden. De ahí el título, que me parece muy apropiado. 

   Escrita de una manera cuidada y limpia, con momentos de gran lirismo y reflexiones de hondo calado filosófico y metaliterario (fruto de las abundantes lecturas del autor), no tiene miedo a la innovación literaria, y sale del envite con gran soltura.  En varios capítulos abandona la primera persona para dejar que sean otros personajes de la novela los que cuenten, proporcionándonos una visión más poliédrica del relato.  En otro capítulo, describe los diferentes momentos como si fueran viñetas de cómic. Inserta poemas, cartas, informes médicos, etc. Pasa del futuro al pasado y del pasado al futuro, sin que se rompa en ningún momento la línea argumental. Rastrollo es, en ese sentido, un escritor valiente. 

   En fin, una gran novela, heredera de la gran literatura que el autor conoce tan bien (Paul Auster, Kafka, Vila-Matas, etc.). Un relato nada condescendiente donde sitúa al lector enfrente de lo más sublime y a lo más banal, y que ayuda a reflexionar sobre  la perenne condición humana.

viernes, 6 de diciembre de 2024

LO SAGRADO EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XXI, Carlos Peinado (Coord.)


 


  Agradezco a mi amigo y compañero de trabajo Juanjo Rastrollo el haberme facilitado este pequeño volumen con un título tan inusual.  Uno  puede pensar que en pleno siglo XXI nadie cree en nada, pero no es verdad. Tendrán que ser una vez más los poetas los que saquen a la Humanidad de este atasco en el que tanta gente está reafirmada en la solemne tontería de que todo viene del azar, que es pura evolución de la materia, y de que el hombre es algo así como un mono espabilado que ha tenido suerte. 

  A los que creemos en el espíritu, este esfuerzo de coordinación del profesor de Sevilla Carlos Peinado es encomiable. Como él mismo dice en la introducción, desde el homo de Neandertal, la gente creía en la otra vida, en la trascendencia. Es decir, desde que empezó a pensar un poco, vamos. A partir de ahí, la religión siempre ha estado presente en la literatura como algo consustancial. Con todo, en estos estudios no se analiza una poesía de creyentes y devotos (a veces, sí). Abundan los meros buscadores, aproximadores al hecho religioso. 

  He leído solo algunos capítulos. El de Gabriel Insausti, profesor que tuve el gusto de conocer (cuando éramos jóvenes) en Pamplona, junto con el director de su tesis Víctor García Ruiz (con el coincidí en  la mili, cosa que une mucho, por cierto). Insausti hace mención a varios poetas. Comienza con Miguel D'Ors, un gran poeta de la experiencia (que ya tiene mérito), pero también Munárriz o mi estimado Antonio Moreno. 

  He leído otro estudio de María Caballero que trata sobre Dios y  la poesía latino americana, comenzando con Amado Nervo y terminando con Borges. Aunque hay que decir que deja un capítulo aparte (se lo merece) al sacerdote chileno José Ibañez Langlois -especialista en Pound, Rilke y Neruda- que ha escrito la inconmensurable Pasión de Cristo. Pienso que esta obra, en serio, merece un puesto privilegiado en la literatura religiosa universal. Es difícil de describir por su originalidad: esta obra no admite etiquetas. La recomiendo a todo cristiano o ateo para su meditación durante la Semana Santa. En mi opinión, una cima. 

  Las demás contribuciones las he visto por encima en espera de una lectura más atenta. En todo caso, una gran aportación de un buen grupo de especialistas. Dios interesa también en el siglo XXI. Interesará siempre, si queremos seguir homo sapiens.