Es la última entrega de la trilogía. Se trata de un relato de ciencia ficción pero próxima. Comienza el uno de enero de 2014, día en que Grecia, Italia y España vuelven a sus antiguas monedas y suspenden pagos. Leyendo estas páginas, nos hacemos una idea de lo que podría pasar en esa hipotética situación.
Con todo, me detengo en un aspecto que me ha llamado la atención. El comisario Jaritos no es, como se podía pensar, un tipo bebedor, nocturno y mujeriego, etc. Es un hombre ya de edad al que le cuesta adaptarse a los tiempos modernos, y que tiene por supuesto, mujer legítima y bien conocida (la también inefable Adrianí), su hija Katerina recién casada, su cuñado.
Con naturalidad y con toques de humor e ironía, describe de modo ameno el trato de una familia de clase media bien avenida, pero cada uno con sus peculiaridades. Es decir, lo policiaco no está ligado a lo sórdido. Y eso es algo que el rector agradece.