Estos brotes de la experimentada poeta y escritora ilicitana Manuela Maciá concentran en pocas páginas sabiduría y maestría. Muy cuidada y digna la portada editada por Frutos del Tiempo en la colección Lunara.
Sus consideraciones están llenas de inteligentes sugerencias que te hacen meditar unos instantes, para luego proseguir con la lectura. A veces, la sorpresa te hace volver sobre lo último leído, como a mí me ocurrió en esta incisiva afirmación: "Fui y no lo recuerdo, lápidas de tiempo me ocultan y ya no tengo vigor para desenterrar desatinos". El paso del tiempo implica cierta desmemoria: qué razón tiene la autora y que bellamente lo ha dejado expresado.
He subrayado en lápiz otras muchas esquinas de estas páginas para ser releídas (por ejemplo, las referidas al amor y al desamor). Pero dejo al lector el placer de encontrarse con esas sorpresas.
Tan solo agradecer a Manuela estos nuevos brotes de su creación que, como ella dice en la culminación del libro, responden a una energía rebosada.
He subrayado en lápiz otras muchas esquinas de estas páginas para ser releídas (por ejemplo, las referidas al amor y al desamor). Pero dejo al lector el placer de encontrarse con esas sorpresas.
Tan solo agradecer a Manuela estos nuevos brotes de su creación que, como ella dice en la culminación del libro, responden a una energía rebosada.