El libro que Stefan Zweig dedica a Fedor Dostoievski
no es una biografía más, no sigue el relato cronológico de su vida. En
síntesis, diríamos que Zweig traza brochazos de gran calado que hemos de asimilar.
Con un estilo vibrante y pictórico, Zweig deja claro lo que, para él, significa Fedor Dostoieski: es un escritor aparte, de otra galaxia, sin parangón. Se diría que existen dos tipos de literatos en la historia universal: Dostoievski, y todos los demás. Zweig sentencia: Dostoievski es el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos.
Con un estilo vibrante y pictórico, Zweig deja claro lo que, para él, significa Fedor Dostoieski: es un escritor aparte, de otra galaxia, sin parangón. Se diría que existen dos tipos de literatos en la historia universal: Dostoievski, y todos los demás. Zweig sentencia: Dostoievski es el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos.
¿En qué fundamenta tal afirmación? Zweig nos hace notar con agudeza que el novelista ruso, al desarrollar el relato, no se fija en detalles, va
directamente al hondón tormentoso de cada alma. Por ejemplo, no describe el aspecto físico
de los personajes, sus costumbres, su familia, su contexto social. Dostoievski
es un ser apasionado que no tiene tiempo para eso: lleva a sus personajes al
límite, los hace sufrir, perderse, arruinarse, marginarse, sin que nada ni
nadie los aparte de su dramático destino. A partir de ahí, los resucita, pero no
haciéndoles salir de su penosa situación, sino aceptándola como parte de su existencia o purificándose a base de más dolor y escarnio, de más arrepentimiento
y humillación. El capítulo titulado: “Los hombres de Dostoievski” es de singular
valor para entender qué pretende el poeta ruso (Zweig insiste en lo de "poeta").
A lado de este gigante, todas las
demás obras de la literatura universal se desvanecen en una retórica autocomplaciente anodina. Shakespeare, pienso yo, sería la
excepción. Curiosa es la comparación que Zweig hace entre Dostoievski y Rembrandt.
Pero Zweig nos cuenta también,
espigados, muchos aspectos de la vida del escritor. Su padre alcohólico, su paso por el
paredón de fusilamiento, su prisión en Siberia, su gran enfermedad: la
epilepsia, su ruina en las ruletas de Alemania, etc. Como en todo gran genio
(Goya, Miguel Angel, Van Ghog...) biografía y creación se entremezclan. Dostoievski se
reconoce en Raskólnikov, en Alexei Ivanovich, en Aliosha Karamazov, en el príncipe
Myskhin, personajes inolvidables, grabados a fuego en millones de lectores.
En resumen, este pequeño ensayo
sobre Dostoievski, aparte de estar muy bien escrito, sirve de antesala y de
preparación para enfrentarse al genio ruso y a su mundo.