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Nací en Palencia en 1960. Ejerzo la docencia en un Instituto de Elche como profesor de Historia del Arte e Historia Contemporánea. He escrito algunos libros y me gusta leer. Participo en diversas actividades literarias. No soy un crítico: lo que pongo aquí son algunas impresiones muy breves sobre lo que leo. No pretendo más. Gracias por visitarme.

lunes, 25 de enero de 2016

EL MENDIGO ALEGRE, Louis de Wohl

 
 Para enterarme de una manera sucinta de la vida de San Francisco, acabo de terminar este libro del famoso autor inglés. Una lectura ligera, entretenida y aleccionadora de la vida del santo. Raspando lo que haya que raspar, estos novelas  tipo “biopic” de la colección Arcaduz son muy resultonas, ya que este autor, muy prolífico en libros de santos, te cuenta el ambiente y las historias de la época.

   En el relato, los protagonistas son San Francisco, Santa Clara, el papa Inocencio III y el emperador Federico II, que marcaron una época conocida como la plenitud de la Cristiandad, y que cubre el primer tercio del siglo XIII.        Asimismo, por supuesto, se refiere a las cruzadas. De Wohl inventa un personaje imaginario, el caballero siciliano Roger de Vandria, que sirve de hilo conductor de toda la trama. Retrata con luminosidad el ambiente de la época, las tensiones políticas y religiosas, contrastadas con la simplicidad del principal protagonista, San Francisco. 

domingo, 3 de enero de 2016

SAN FRANCISCO DE ASIS, G. K. Chesterton


 Este pequeño libro es un conjunto de reflexiones en torno a la vida de San Francisco de Asís. No es exactamente una biografía. El autor inglés, con su estilo ingenioso, desenfadado, irónico, intenta explicar lo que ha supuesto el santo de Asís para la Historia medieval y para la vida religiosa occidental. Y lo hace, como de costumbre, con ese tono antitópico e inconformista  que le caracteriza. Leer a Chesterton es descubrir que las cosas no están tan claras como las suponías. Este simpático polemista declara, amablemente, una guerra sin cuartel a nuestra pereza intelectual que busca con frecuencia esa posición horizontal de aceptar axiomas sin discusión. Asomarse a sus páginas supone tener las espadas del entendimiento en alto.
Por ejemplo, alguien puede afirmar que San Francisco de Asís fue un gran amante de la naturaleza. Chesterton lo niega: el santo amaba este pájaro, este árbol, criaturas concretas como criaturas de Dios. En ningún momento pensó en la Naturaleza en general. A San Francisco, replica el autor inglés, los árboles no le dejaban ver el bosque. Y eso es realmente lo que buscaba.
   Particularmente interesante el capítulo II, donde habla de una época muy interesante de la Historia: la Antigüedad tardía. El mayor logro del mundo clásico, viene a decir, consistió en darse cuenta de su propio error. Por eso, se hizo cristiano. Abundaremos en otra entrada del blog, una vez que haya leído nuevamente el capítulo, que no tiene desperdicio.