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Nací en Palencia en 1960. Ejerzo la docencia en un Instituto de Elche como profesor de Historia del Arte e Historia Contemporánea. He escrito algunos libros y me gusta leer. Participo en diversas actividades literarias. No soy un crítico: lo que pongo aquí son algunas impresiones muy breves sobre lo que leo. No pretendo más. Gracias por visitarme.

sábado, 25 de junio de 2016

EL VIENTO SE LEVANTA, Hayao Miyazaki

   Dicen que Miyazaki se despide con este film. Si eso es así, como dice un crítico, se despide “por todo lo alto”. El veterano director japonés demuestra una vez más que con el cine de animación se puede hacer también arte, poesía, y contar una buena y original historia.
   Para empezar, esta historia en concreto no parece muy poética. Trata sobre Jiro, un joven ingeniero aeronáutico que fabrica aviones. Miyazaki introduce el sueño y la ilusión en un ámbito en donde, en principio, sólo cabe el cálculo y marketing. Pero la historia está llena de pasión. De pasión por los aviones, por el vuelo, por los anchos paisajes, por los pioneros de la aviación, y, -no se lo pierdan-, pasión por la técnica. ¿Por qué no? Es lo que más me gusta de esta  película: que mete el corazón y convierte el sueño en el afán por el desarrollo tecnológico.
   Y, por supuesto, pasión romántica entre el protagonista y una chica que conoce durante un terremoto. Pero es un amor limpio, entrega al otro en un proyecto común, que es capaz de sacrificarse por el otro.

   Lo que cuenta tiene base histórica y pasa de puntillas sobre un asunto espinoso. Los aviones fabricados por Jiro son los utilizados en Pearl Harbor y en la segunda guerra mundial. Eso le duele en alma a nuestro ingeniero, porque él fabricaba aviones para soñar y no para destruir. 
   Esta película está llena de paz, y constituye un precioso testamento de Miyazaki a las generaciones futuras. 

jueves, 23 de junio de 2016

LA CORTE DE CARLOS IV, Benito Pérez Galdós

   Acabo de leer este Episodio Nacional de Benito Pérez Galdós. Me interesaba, sobre todo para ilustrarme en algunos momentos cruciales del siglo XIX español. Sin embargo, una vez acabado, he podido corroborar dos sensaciones que ya tenía desde antes.    
   La primera: el Galdós de los Episodios Nacionales es un escritor menor comparado al Galdós de sus grandes novelas: Fortunata y Jacinta, Misericordia, Miau, etc. 
   La segunda: la trama sustancial del tema es un triángulo amoroso, y no la situación de la Corte a principios de 1808, tema que es tocado como telón de fondo para conformar el carácter y las actitudes de los personajes principales.  

   La trama es bastante simple, y los personajes nada complejos. Las situaciones, algo previsibles. Pasas un buen rato, pero no tienes la impresión de que te enfrentas a una obra maestra. De todas formas, los Episodios Nacionales es una buena forma de adentrarse en la prosa galdosiana, y de tener algunas referencias estelares de la España decimonónica. 
   En mi opinión, sin embargo, si uno quiere ver descrita la sociedad, alta y baja, del Madrid de la Restauración, tiene que leer Fortunata y Jacinta, un auténtico novelón. 

sábado, 18 de junio de 2016

UNA FAMILIA EN TOKIO, Yoji Yamada, 2013

   Ozu es el gran maestro del cine japonés, el padre de todos los cineastas, la referencia. Es algo así como un Puskhin, pero a lo nipón. En 1954 entregó una cinta que hizo época: “Cuentos de Tokio”. Ahora el veterano director Yoji Yamada homenajea al gran maestro con esta gran película, un remake de la antigua pero en el siglo XXI. El resultado, a mi parecer es una obra maestra, una joya, una gran historia que no se te hace pesada a pesar de su lentitud (ritmo “oriental”) y de su longitud (dura dos horas media).
   Narra la historia de una familia. Tres hijos mayores que viven en Tokio. Sus padres viven en una pequeña isla del archipiélago, y vienen a visitarlos. La acción transcurre en tres días. Todos los personajes tienen pequeñas virtudes y pequeños defectos. Nos son héroes de la virtud ni malévolos sin remedio. “Término medio”, como tú y como yo.
   Al terminar el film, mirando los créditos en japonés, he apuntado en una lista lo primero que se me ha venido a la cabeza: el respeto a los mayores, la delicadeza en el trato, la corrección en el vestir y en el hablar, el servicio a los demás sin victimismos, el amor a las tradiciones, la serenidad ante pequeñas contradicciones, el buen humor, la conversación agradable, las pequeñas bromas que liman cualquier tensión, la ausencia de toda estridencia. Incluso, en el caso del padre, lo que parece un carácter más severo, en el fondo, acaba limándose por el amor y la rectitud de vida con la que vive.

   Y la pregunta ineludible: ¿dónde están estos valores en nuestra sociedad?, ¿hemos perdido el Norte en Occidente?, ¿qué nos ha pasado? Difíciles preguntas ante las que no hay una respuesta unívoca ni sencilla, y que provocará sin duda un cierto debate generacional. La sola existencia de ese debate, a mi parecer, sería muy saludable para todos. Es posible que el Sol Naciente nos ilumine con luz clara y sencilla. Por favor, no dejéis de ver esta maravilla. 

lunes, 6 de junio de 2016

UNA PASTELERÍA EN TOKIO, Naomí Kawase, 2015

   A mi parecer, la última película de la cineasta japonesa Naomí Kawase, que sorprendió con “Aguas tranquilas”, trata sobre la fuerza purificadora del dolor.    Tres personajes: un encargado de una modesta pastelería, una simpática anciana que aparece sin avisar, una delicada adolescente llena de preguntas, cada uno con su pasado, con su carga, con su dolor. 
   El dolor, si logras purificarlo, llenarlo de sentido, puede hacer que aproveches los pequeños detalles que te ofrece la vida de una manera más plena y auténtica. La luna temprana, los cerezos en flor, y el ruido de unas hojas secas arrastradas por la lluvia, el borboteo de unas judías en plena ebullición. En cualquier momento, en cualquier lugar donde estés, puedes obtener la paz, por mucho que duelan tus heridas interiores. Es necesario recuperar esa fina sensibilidad para ver en lo que pasa, aunque sea mínimo, una oportunidad para contemplar algo irrepetible. Y, también, para compartirlo: “lo importante es llenar de sentido la vida de los demás”, dice Tokue, la anciana, en un momento particularmente intenso de la cinta. Ha convertido su desgracia en misión casi sin proponérselo. 
   Facundo Cabral decía: “no estás deprimido, estás distraído”. La vida nos llena de preocupaciones, pero también nos transmite muy buenas noticias: una palmera urbana, un semáforo en verde, un balón que sale despedido, una risa que sale de esa ventana, el viento, unos sencillos compases de piano. Lo hemos oído muchas veces en boca de San Josemaría Escrivá: en las cosas más insignificantes hay un algo divino que hemos de descubrir. Y solía añadir: o descubrimos en esos pequeños detalles que nos rodean el verdadero sentido de la vida, o no lo encontraremos nunca.   
   Todo esto, no nos lo dice ahora un santo, o un cantautor argentino. Nos lo muestra en esta delicadísima película Naomí Kawase, una directora de cine japonesa. Algo de verdad habrá en ello cuando gente tan dispar coincide.