En los veranos siempre cae algún clásico no leído. Este agosto me he decantado por la novelística da Unamuno. Ya había leído Niebla hace mucho, pero quizás la vuelva a leer. Comento, pues.
Uno. Para leer a Unamuno, hay que estar preparado: siempre nos plantea un conflicto interior. Es un hombre de alguna manera atormentado (o no tanto) y proyecta en sus novelas esos conflictos en los que retrata de una manera magistral al ser humano.
Dos. Son novelas de época, la gente tienen muy distinta mentalidad de la nuestra, por lo que nos puede servir para comprender otras etapas de la Historia. sin embargo, los conflictos son eternos. El ser humano, en su esencia, no ha cambiado
Tres. El estilo bebe todavía, en mi opinión, del siglo XIX (Galdós, Clarín, etc.).Sin embargo, don Miguel es más conceptual, va a lo fundamental y se ahorra descripciones. Resultado: son novelas bastantes no muy largas. Pero cuenta todo lo que quiere contar y transmite todo lo que tiene que transmitir. Y eso, el lector lo agradece
Tres. Solo le interesa el alma (en esto, se parece a Dostoievski). Plantea serios conflictos interiores nada complacientes. Que nadie espere un pasatiempo (algunos masocas nos dedicamos a leer estas cosas en verano...)
Cuatro. La tía Tula trata de una mujer que decide no ser madre, pero que a la vez se deja llevar por su instinto de maternidad. Dominadora y de fuerte carácter, impulsa a los demás a que hagan todo lo que haga falta para que ella desarrolle ese instinto, pero no lo hace con mala intención, es una buena persona. El resultado objetivo (que ella al final reconoce) es que destroza y manipula todo lo que hay a su alrededor. Y lo hace incluso después de muerta, debido al ascendiente que tenía sobre sus sobrinos, sobrino-nietos, etc.
Cuatro. La alta mortalidad que había en aquella época le sirve Unamuno para construir su guion y convertirlo en drama total. Cuando, al fin, te encariñas por uno de los personaje, coge una fiebres y muere.
Unamuno, un gran novelista, un sabio, un atormentado en perpetuas dudas existenciales y religiosas. Descanse en paz. Espero que en Cielo disfrute más. Pero gracias por habernos dejado estas obras maestras.
Cuando comente Abel Sánchez, seguiremos hablando del rector de Salamanca.