Dos niños hermanos en la isla Kyusu de Japón se ven obligados a vivir separados cada uno con su progenitor. La joven pareja ha roto. Pero los dos hermanos se quieren, no se conforman con vivir separados, y piden el milagro para volver a unir su familia.
Preciosa película de este cineasta japonés, que trata de lleno, con más valentía que muchos autores occidentales y españoles que tienen miedo de ser tachados de conservadores y pro-católicos, de las raíces de unos de las tragedias de nuestro tiempo: las desavenencias familiares hacen que los niños tengan que vivir en circunstancias muchas veces no buenas para su desarrollo integral.
Kore Eda lo trata con maestría. Sin embargo, la trama resulta a veces demasiado forzada y deja en muy poco el lícito deseo de los pequeños. En efecto, el autor no termina de creer en los milagros, pero, a cambio, nos regala la prodigiosa actuación de los dos niños protagonistas.
Un bello film, pero no a la altura de otros del autor.