Una novela muy femenina, demasiado, diría yo. Muy “Austen”. Cerca de Londres, una serie de jóvenes de la burguesía del XIX no saben si están o no están enamorados y de quién. El modo que tiene esta escritora para describir la psicología de los personajes es lo mejor que tiene esta novela.
Aunque uno se esperaría más de acción, que ocurrieran cosas más sustanciosas que lloreras, despechos, humillaciones, promesas de fidelidad eterna… Al final, en la última página, todo el mundo se casa con quien se tiene que casar. Es útil, eso es verdad, para comprobar la mentalidad que tenía la burguesía en aquella época: su escala de valores, su concepción del trabajo, de la familia, del amor, de la institución matrimonial, etc.
Eso nos puede ser servir a los historiadores para cultivar algo tan inusual y tan difícil como es la empatía, es decir, para intentar comprender los valores de otras épocas, que ahora nos parecen tan rancios, pero que alguno un poco melancólico, incluso, podría añorar.
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