María Dueñas tenía un gran reto con su segunda novela. Ella sabía que la comparación con la excelente El Tiempo entre costuras sería una parada obligada para todo crítico o lector. Quizá por ello, ha puesto los cinco sentidos en el empeño. Y hay que decir que la segunda novela es muy buena también. No la comparo con la primera, ya que se trata de un relato más intimista, sin espías ni peligros. Pero indudablemente, Misión Olvido es una buena noticia para los amantes de la buena literatura, y de las buenas historias.
La trama no es lineal. Mezcla vidas situaciones y lugares, saltando de un año a otro y de un continente a otro. Pero aparece tejido todo con tal habilidad que el resultado es una narración vivo y variado. La maestría de la autora murciana se advierte cuando va encajando todas las piezas, acompañando a los personajes hasta el final.
Dueñas describe con pericia poco común la fidelidad, la infidelidad, la rémora del pasado, el futuro incierto, la insinceridad, los remordimientos, el amor y el desamor, la protesta colectiva, el podrido rencor de los años, la ilusión juvenil, la inocencia… todo lo que representa la condición humana está ahí, a nuestro servicio, aparejado con una pluma excelente, para que disfrutemos y aprendamos.
Lo más fácil, después del éxito inicial, hubiera sido escribir un relato más o menos digno y hacer caja, al rebufo del crédito conseguido con la primera obra. Pero tú, María, no has querido que fuera así: te has encerrado en Cartagena, te has documentado concienzudamente, y nos has regalado otra obra inigualable. Por ello, gracias, y… a seguir escribiendo.
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