Lo último que he leído sobre esa
originalísima política llamada “memoria histórica” es la petición de retirar el nombre de una calle al Marqués de
Ensenada, ¡un ilustrado del siglo XVIII!
Todos los políticos han tenido
errores, luces y sombras que hay que valorar en el contexto de la época que
vivió.
Mi querido Zenón de Somodevilla, marqués de ensenada, ministro de
Fernando VI (1745 – 1756) es responsable, por ejemplo, del canal de Castilla,
del famoso catastro que lleva su nombre, de la carretera de Guadarrama, de una
de las primeras reformas agrarias y de otras múltiples actuaciones que pusieron
las bases para la modernidad en España.
En el fondo, la llamada “memoria
histórica” responde a algo muy sencillo. Como no podemos mejorar el presente,
los problemas diarios y acuciantes de los ciudadanos de hoy en día, vamos a
reformar el pasado. Es una maniobra de distracción diseñada por políticos que
no saber qué hacer para solucionar los problemas actuales. Es algo sencillo, ya
que los muertos no se pueden defender.
Pero el pasado es el que es, no se puede
reformar. Hay que contarlo, aprender de sus errores e imitar sus virtudes. Y
dejen a los profesionales de la Historia que cuenten los que pasó y que lo
valoren en su justa medida.
Comparto la esencia de este artículo que profundiza en los orígenes de la llamada "memoria histórica"
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