He visto en clase varias veces la película Historia de dos ciudades, basada en la homónima novela de Dickens, que ambienta muy bien la toma de la Bastilla y la revolución francesa. Ahora termino la novela con una sensación más enriquecedora y con unas cuantas reflexiones.
El romanticismo de Dickens se comprueba en la trama, donde un caballero honrado tiene que ir a París para ayudar a otro en la época más dura del Terror, a sabiendas de que es familiar de una noble opresor del pueblo. Se combina el ambiente revolucionario con una historia de amor y de fidelidad, ya que su esposa inglesa le ama y no desea que viaje, aunque comprende que es cuestión de honor.
El ambiente del Soho londinense, refinado y culto, se combina con la exaltación de las calles parisinas llenas de sans coulottes y jacobinos con sed de venganza. Se vislumbra que a Dickens no le gustó nada la revolución francesa, aunque comprende las causas por la que estalló: la injusticia social, el desprecio por los marginados, y la opresión del pueblo.
En resumen, aunque no está la altura de David Copperfield y de otras del genial inglés, es una buena novela que entretendrá y orientará al lector sobre esos convulsos años.
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