Y, por fin, la última entrega de Trajano. Posteguillo se supera en esta entrega definitiva. Es un reto, ya que el relato tiene su complejidad. Se desarrolla en dos siglos distintos (I a. C. y II d. C.). Y en cincos imperios diferentes: Roma, Partia, La India, China y lo hunos que andan por ahí. Además, entrelaza seis historias diferentes. (o más). Pues don Santiago consigue un relato muy bien ambientado, y en el que no te pierdes demasiado, a pesar de que esos imperios cada uno los llama a su manera. Por ejemplo, Roma para los chinos es Da Quin. El autor te mantiene en vilo las mil y pico páginas. Es muy entretenido, y, como siempre, muy documentado. Aprendes cantidad de cosas y entiendes más en mundo romano. Se me ocurre decir, por ejemplo, que la legión perdida de Craso fue como Vietnam para los americanos: una auténtico trauma. Pero Trajano logra superar esos miedos.
Algún punto que no veo claro. Adriano queda bastante mal en esta trilogía. Era así en verdad. doña Margarita Yourcenar no sé si estaría muy contenta. en lo cristiano, San Ignacio de Antioquía queda como fanático a los ojos de los romanos. Quizá lo fuera desde su punto de vista, y la imagen que da de él lo revela. Sin embargo, sus siete cartas de la cautividad no parecen las de un fanático.
En fin, que me he entretenido mucho, que te sirve para desconectar y, para los gustosos del pasado, un placer añadido.
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