Esta cinta trata sobre la tragedia en el Instituto de Columbine, donde, el 20 de abril de 1999, dos alumnos entraron cargados de armas automáticas y bombas, mataron a 13 personas y luego se suicidaron.
El director ahonda en las raíces de la tragedia. La facilidad para conseguir armas en USA es una de las causas (los dos chicos las compran por internet, y se las envían en un paquete como si fuera una pizza), pero Gus Van Sant nos invita a profundizar. Igual que en el cuento de los ciegos y el elefante, las causas son más complejas.
Con una originalísima puesta en escena, nos cuenta, mediante largos travellings, los últimos 60 minutos de vida de algunas de las víctimas, por el método de "vidas cruzadas".
El resultado es una película apta para la conversación con los chicos, ya que ahí aparecen los problemas típicos de los adolescentes: incomunicación, complejos, soledad, anorexia, problemas familiares, etc. Esta sociedad de la opulencia donde vivimos, no ha resuelto estos problemas de fondo. Esta tragedias que se ven de vez cuando son las superficie de un mar de fondo enrarecido, que no queremos discernir.
Por otra parte, siendo el tema muy violento, sin embargo, el director no se regodea en la violencia ni en escenas fuertes. Utiliza la elipsis, cosa que un servidor siempre defendido en el cine, ya que piensa que incluso da más fuerza a lo que has de contar. Me ha gustado mucho, y pienso que cada uno puede sacar muchas conclusiones.
En cuanto a la música: es curioso y muy original que, en un film de estas características, sean el "Para Elisa" el "Claro de Luna" de Beethoven el motivo de fondo principal. De hecho, uno de los perpetradores toca estas dos piezas en el piano, horas antes de que consume su "hazaña", en una de las escenas más logradas de la película.
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