Kore Eda es un cineasta japonés interesado por el problema de la familia en su país. En el "Sol Naciente", el trabajo y la fidelidad a la empresa es algo sagrado (como nos cuenta Amélie Nothomb en su estupenda novela "Estupor y temblores", comentada ya en este blog). Esto hace que, en no pocos casos, el ambiente familiar, y la institución familiar misma, queden relegadas a un segundo plano y vivan en una situación de fragilidad.
Esta magnífica película plantea, sin sobreactuaciones lacrimógenas, un concreto problema común que atañe a dos familias japonesas de distinta extracción social y mentalidad. El dilema que se les plantea es grave, y tienen que resolverlo entre ambas. En realidad, se nos presentan, por decirlo así, dos "japones", uno más moderno e individualista, y otro más enraizado en las tradiciones.
Kore Eda lo cuenta muy bien y aporta soluciones positivas. Sirve para debatir en un foro familiar o en el ámbito de los valores. También sirve para comparar Oriente y Occidente, ya que algunos de los dilemas que se plantean nos son muy cercanos.
La vi y me gustó mucho, incluyendo el piano de las variaciones Goldberg de Bach. Parece que el problema se resuelve, hasta donde se puede resolver, cuando los adultos dejan que sean los niños los que indiquen lo que quieren, y se sacrifican a ellos.
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