Que una novela me haya gustado (y Patria me ha gustado mucho) no quiere decir que, humildemente, también observe en ella polvo y puntos oscuros sobre los que ahora reflexiono por si puede enriquecer el debate. En literatura no todo es blanco y negro.
Antes, diré que el estilo me ha parecido muy funcional y fresco, aunque pueda parecer incluso descuidado. El vasco Pío Baroja era un maestro en este tipo de escritura de apariencia deslabazada pero franca y, en resumidas cuentas, eficaz. Te puedes perder un poco con los saltos cronólógicos, pero si te dejas llevar, todo va sobre ruedas. El efecto rompecabezas o saltamontes otorta interés en la novela, ya que te obliga a ser parte de ella.
Ahora vamos a los puntos que me parecen más oscuros:
- La familias de segunda generación que aparecen terminan por romperse o enfriarse. Obsesión de la progresía: si no presentas una familia problemática, desencajada hasta el drama, no hay relato. Ya lo dijo Tolstoi en la primera linea de Anna Karenina. Pero, al menos, alguna de ellas pudiera ser un matrimonio feliz. Lo más curioso es que el único matrimonio feliz es el matrimonio homosexual entre Gorka y Ramuntxo.
- A mi parecer, revela toda la novela un tufillo anticatólico. A don Serapio, el párroco, no se le concede ni una: desde su halitosis hasta su hipócrita apoyo a los abertzales. No hay duda que en algunos casos fue así (se habla, no sin razón, del pecado original de la Iglesia vasca), pero también hubo muchos católicos que abogaron por la reconciliación. En la novela, por el contrario, los que trabajan en esa linea, son ateos o han perdido la fe.
- Por último, la torturas que sufre Joxemari cuando lo detienen. Se sabe que hubo, pero habría que investigar cuantas y de qué manera, y eso habría que sacarlo valientemente a luz. La verdad se tiene que esclarecer. En la novela deja a entender que terrorista que detenían, era vilmente torturado sin contemplaciones. ¿Eso es verdad?
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